Ya acabó el proceso más complicado del derribo de La Rocar
La demolición estará totalmente concluida a inicios de septiembre. El alcalde insiste con que el 90 % del suelo quede para uso público y se compense permitiendo construir en altura
Lancelot Digital
Vídeo: Lancelot Televisión
La parte más complicada del proceso de derribo de las naves de La Rocar ya ha finalizado. La empresa encargada de las tareas, la navarra Erri Berri, concluyó –a través de una subcontrata- la retirada del techo de uralita de la antigua conservera, unas placas de amianto que requieren un cuidado muy especial, ya que son altamente perjudiciales para la salud.
La uralita, que se denomina así por ser la marca de su principal fabricante, y que contiene fibra de amianto, es inocua cuando está entera, pero cuando es manipulada puede soltar un polvo que es muy tóxico y que puede provocar cáncer. Por eso, este material es considerado por los especialistas una ‘bomba de tiempo pulmonar’ y está prohibido en Europa desde el año 2002.
Sin embargo, sobre las antiguas naves de La Rocar había 140 toneladas de placas de uralita, que ya han sido retiradas, y en breve serán llevadas a la Península para su tratamiento, ya que las placas de amianto no son admitidas en ningún punto limpio.
Las naves presentan ahora un aspecto muy llamativo, con sus techos totalmente ‘pelados’. Ya finalizada esa fase de desmontaje, ahora es tiempo del derribo en sí, que dejará unos 4.000 metros cúbicos de escombros.
La demolición por completo de La Rocar estará concluida a inicios de septiembre, según avanzan desde el Ayuntamiento, y luego será tiempo de determinar el nuevo destino del Islote del Francés.
El alcalde Cándido Reguera insiste en su propuesta de que “el 90 por ciento del suelo se ceda al Ayuntamiento y quede para uso público, y que la capacidad edificatoria que tenían los propietarios la cumplan en vertical”, es decir construyendo un edificio, que puede llegar a tener una altura similar al del Gran Hotel.