Domingo, 14 Diciembre 2025
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“Es un exceso que una institución te diga cómo tienes que vivir y pensar”, señala Luis Alberto González, profesor de Religión de Arrecife que ha sido expulsado por el Obispado de Canarias tras conocer que se casó con otro hombre

 

Yolanda Téllez
Foto: Cedida

 

“Yo sé de sobra cómo es la Iglesia y entiendo su decisión aunque creo que debería evolucionar”. Así se muestra Luis Alberto González, profesor de Religión del IES Las Salinas de Arrecife, que ha sido expulsado por el Obispado de Canarias tras conocer que se casó hace dos años con otro hombre.

 

“Yo fui sacerdote durante muchos años y soy consciente de la doctrina de la Iglesia. Por eso, consideré oportuno cuando me casé explicar cuál era mi realidad y poner mi puesto a disposición del Obispado”, explica Luis Alberto.

 

Fue en 2012 cuando este profesor contrajo matrimonio con otro hombre y envío una carta al Obispado de Canarias trasladando su situación. Entonces, y para su sorpresa, tan sólo recibió “silencio” por respuesta. “Interpreté como buena noticia que no me respondieran y, aunque el silencio me pareció extraño, pensé que quizá para ellos no era tan importante y que no había ningún problema”, apunta.

 

Sin embargo, Luis Alberto se equivocó. El pasado 28 de julio el diario El País publicaba una carta que él mismo había enviado al director, donde exponía su situación y la sorpresa positiva que le había producido el hecho de que el Obispado de Canarias no le hubiera respondido durante 24 meses. Dos días después, sin embargo, la respuesta llegó. “Me enviaron el día 30 un fax en el que me comunicaban la no idoneidad para seguir en el puesto”, afirma.

 

Luis Alberto, sin embargo, se muestra tranquilo, pues sabía que “esto podía pasar”, ya que además de ser profesor de Religión desde hace 15 años estudió en un seminario durante siete y ejerció otros tres como párroco. “Yo sabía de sobra con que institución estaba lidiando, aunque es verdad que por un momento pensé que a lo mejor las cosas habían cambiado y se respetaban las decisiones personales”, señala.

 

“Yo vivo mi vida con total transparencia y normalidad y lo que doy no es catequesis, que tiene que ver más con la celebración, sino que ofrezco información de cultura religiosa, que es bien distinto”, precisa Luis Alberto, que apunta que incluso en sus clases hay niños evangelistas, musulmanes, indúes...”. “Desde luego, para mí no es un problema ser como soy, pero al parecer para las altas esferas de la Iglesia sí que lo es”, añade.

 

Por ahora, Luis Alberto no tiene muy claro qué ocurrirá con él. Y es que, mientras el Obispado de Canarias le ha cesado, la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias le había ratificado para impartir clases en el próximo curso. “Tendrán que ponerse de acuerdo entre las dos instituciones, digo yo”, apunta.

 

Aun así, Luis Alberto está dispuesto a asumir las consecuencias y aceptar el despido, siempre que se haga de manera “correcta” pero, eso sí, cree que la Iglesia también debería responder y “empezar a cambiar”. “Es un exceso que una institución te diga cómo tienes que pensar, vivir...”, concluye.


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