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Cinco años desde la aplicación del 155

El independentismo llega a esta efeméride más dividido que nunca y con la alianza ERC-Junts rota

 

  • Lancelot Digital
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    Se cumplen este jueves 27 de octubre cinco años de la declaración unilateral de independencia (DUI) en el Parlament y la aplicación del artículo 155 de la Constitución por parte del Gobierno de Mariano Rajoy, una efeméride a la que el independentismo llega más dividido que nunca y con divergencia de opiniones sobre qué supuso ese acto.

     

    La votación y las cargas policiales del 1-O elevaron la tensión en Catalunya durante el octubre de 2017 con movilizaciones sucesivas a favor y en contra de la independencia y con el enfrentamiento al límite entre la Generalitat presidida por Carles Puigdemont y el Gobierno central.

     

    Pese a que el 10 de octubre Puigdemont anunció la declaración de independencia pero la suspendió a los pocos segundos para dar margen al diálogo, las semanas siguientes no sirvieron para desbloquear la situación: comenzaron los trámites para aplicar el 155 y el independentismo se abocó a decidir si convocar elecciones o romper con el Estado.

     

    Tras días de reuniones, intentos de mediación y de presiones desde diferentes sectores, junto a las advertencias del riesgo de que declarar la independencia provocara una fuga de empresas catalanas hacia otros territorios, el 26 de octubre Puigdemont estaba decidido a convocar elecciones pero los hechos que se desencadenaron ese día acabaron provocando un giro en su decisión.

     

    Son muchas las interpretaciones que se han hecho desde entonces de por qué finalmente optó por declarar la independencia: Puigdemont argumentó que el Gobierno no daba garantías de que no aplicaría el 155 si convocaban elecciones, mientras que otras versiones lo atribuyen a la presión de ERC --advirtió de que saldría del Govern si no había DUI-- y al conocido tuit del portavoz republicano en el Congreso, Gabriel Rufián, que dijo "155 monedas de plata", en una acusación velada al presidente de ser un traidor al independentismo.

     

    Cinco años después de esos hechos, el independentismo llega más dividido que nunca ante la incapacidad de tejer una estrategia conjunta y ante la falta de consenso sobre qué supuso el octubre de 2017 y la declaración de independencia, que actores como Junts y ANC reivindican y defienden que se debería aplicar, mientras que otros como ERC se han distanciado de la unilateralidad y han apostado por el diálogo con el Gobierno.

     

    La máxima expresión de esta división ha llegado recientemente con la ruptura de la alianza entre ERC y Junts, que protagonizó la DUI ya que formaban la coalición del Govern y el grupo de JxSí en 2017, y que han seguido gobernando juntos hasta hace tres semanas.

     

    Además, todavía se arrastran las consecuencias judiciales del 1-O y la declaración de independencia: siguen habiendo dirigentes independentistas en el extranjero que se fueron para evitar comparecer ante el Supremo y hay decenas de exaltos cargos pendientes de juicio.

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