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Carta de mi amiga Oliva. De cuando la Guerra

Por Lorenzo Lemaur

 

En 1936 estalla la Guerra


Reclutaban soldados de todos los rincones de España. Muchos iban voluntarios

 

Manuel, hermano de Juan, tenía dieciséis años cuando en 1938 fueron a buscarlo a su casa, en el barrio marinero de San Cristobal, en Las Palmas. Su madre, Mariana, salió cuando tocaron a la puerta. Eran unos militares que mandaban para reclutar a jóvenes para el bando nacional. Ella escuchó a los mandos. Pero dijo que su hijo Manuel no estaba, que había emigrado en busca de fortuna. Los militares se dieron la vuelta y caminaron hacia otra casa.


Manuel llegaba en ese momento. Los militares lo vieron y le dieron el alto. Le preguntaron su nombre; "me llamó Manuel", dijo. El militar al mando preguntó, "¿Manuel Brito Barreto? ¿Es usted?"


En ese momento Mariana salió gritando. Se puso delante de su hijo. Miró a los militares..., suspiró. Y suplicó que no se llevarán a su hijo.


"¿Se han vuelto locos? ¿Que les ocurre? ¿No ven que es solo un niño? Tengan compasión!"


Uno de los militares se acercó a ella; "¡Señora, apartese! - dijo - "... o tendré que disparar", añadió. Mariana comenzó a hablarles; les dijo: "Miren, he perdido dos hijos en esta guerra de ustedes. Pero mi hijo Manuel... es solo un niño. Tiene 16 años. No se lo lleven, por Dios".


Mariana se arrodilló. Se tiró al suelo. Se agarró a las botas de uno de los ellos. "¡Escucheme! - gritó - "Manuel no puede ir también. Se que no volverá a casa."

 

A Manuel se lo llevaron. Mientras caminaba, miraba atrás y se despedía de la madre entre lágrimas.


Nunca regresó vivo a la isla.

 

Unos meses después volvieron los militares. Mariana abrió la puerta.


Estaba dispuesta a mentir de nuevo, si está vez, preguntaban por Juanito, su octavo hijo. Los militares preguntaron por Francisco Alberdi Romeral. Mariana los miró. Esta vez no tenía que mentir. No conocía a ese muchacho. Y así se los hizo saber.


Preguntaron por todo el barrio de San Cristobal. Pero nadie sabía nada de esa persona. No vivía allí y nunca había vivido. Ni lo conocían.

 

Años después, mi prima me contó que su abuelo Juanito, con el tiempo supo que aquel muchacho era él.


Pero para todos, incluso para él mismo, su nombre era Juanito Brito Barreto, hijo de Mariana y Manuel. Por ese motivo no fue a la Guerra que había en la Península, a esa de la que nadie conocido volvía, a la Guerra Civil Española.

 

Cuando las monjas del hospicio recogieron a Juanito, en su acta de nacimiento ponía Francisco Juan Robustiano Alberdi Romeral.

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