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Corujo se juega el ascenso de categoría

Por Usoa Ibarra

 

 

Dolores Corujo, secretaria general del PSOE en Lanzarote, se ha significado como una mujer con tirón político, hábil en la dialéctica e interlocutora eficaz y valorada. Pero estas cualidades que dan credibilidad a una carrera política no parecen ser suficientes para garantizar su futuro. Corujo va a tener que sacar los dientes y enfangarse en la lucha de poder si aspira a mantenerse en la cresta de la ola. La joven política ha ido cumpliendo su cometido, desde que circunstancias sobrevenidas a su propio deseo  la empujaran a la secretaría general y a la alcaldía de San Bartolomé. Como una buena soldado, en un principio atrincherada por la prudencia y la necesidad de adaptarse a su nuevo rol, decidió seguir el plan que otros le habían diseñado.  Asumió con buen talante  ser una pieza útil.

 

Sin embargo, su  crecimiento político no  ha estado exento de complicaciones. Corujo ha tenido que lidiar con un cuadro político fragmentado dentro de su partido, con un tripartito en cascada que no está siendo fácil de aplicar en Lanzarote, con pobres resultados electorales para sus siglas y con el doble esfuerzo de evitar que se confundan los intereses de los cargos orgánicos y públicos que representa.

 

Es hasta cierto punto razonable pensar que el agotamiento hace mella en ella y que ha perdido frescura  apuntándose al “postureo”,  pero cuanto más se entreteje la telaraña donde algunos quieren atraparla,  más habilidad muestra al regatear en corto. Cuanto más densa y difícil es la tarea, su talento innato para la moderación la colocan de nuevo en el equilibrio. Practicando esos malabares se ha hecho más líder, quizá no tanto en su propia casa, donde empieza a notar presiones directas a su persona y a su gestión, pero ella ha sabido entender que la política se juega en diferentes campos, con diferentes rivales y  afición.

 

Corujo, además, sabe jugar en distintas posiciones y ha tenido la oportunidad de entrenar con los mejores. También ha contado con tiempo suficiente para  leer la jugada, para adelantar líneas y no solo llevar el brazalete de capitana, sino para animarse a meter un gol por toda la escuadra.

 

Sin embargo, la joven política necesita de un buen equipo que le ayude a defenderse y a controlar las bandas  por donde ya avanzan los que quieren empujarla al banquillo. Y es aquí donde radica la principal duda, es decir, saber  quiénes están por la labor de hacer bloque con ella para no cometer el grave error de meterse un gol en propia puerta. Corujo está en ese punto de inflexión en el que tiene que medir sus fuerzas, la de sus rivales y la de su propio equipo. Un órdago mal jugado puede ser un descalabro, no tanto para ella que será capaz de levantarse, sino para el proyecto regenerador que propone.

 

Las “limpias” y las purgas están de moda, porque soplan nuevos tiempos. Ni los sillones, ni el poder son eternos, pero también hay que promover los cambios jugando con honradez para  que la victoria no tenga un sabor agridulce. Corujo debe evitar que se la compare con Saturno, devorando a sus hijos por miedo a ser destronada, o con el propio Pedro Sánchez, muy dado a jugar a los solitarios.  Sin duda, la posible aspiración a convertirse en la lideresa de todos  trasciende a su persona y va mucho más allá de una lucha congresual. Lo cierto es que ya se ha pitado el inicio del partido y que, por ahora, el balón está en sus pies, pero ¿será capaz de rematar la jugada?

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