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De la desidia a la política

Por Diego Ruiz Barrios 

 

En virtud del artículo 20.1 de nuestra Constitución Española de 1978, expreso libremente por medio de este periódico una opinión al objeto de reflexionar desde una perspectiva joven la actualidad política del municipio de Arrecife desde que Eva de Anta y parte de su gobierno consolidaran el mando político de la capital, con el único propósito de hacer llegar mi descontento a la sociedad lanzaroteña.


El pasado 26 de mayo fue un día propicio para ello, porque la rabia y el hartazgo te abruman, te sobrepasan los acontecimientos, porque no entiendes cómo es posible que un grupo de Gobierno gestione una de las capitales más importantes de las islas con tal dosis de desidia y desilusión, porque no te explicas muchos eventos que transcurren, y empiezas a pensar que este no es tu municipio, que la política, la gestión pública, la representación y el funcionamiento de las instituciones no pueden arrastrarse por el fango de esta manera.

 

Hace dos años y poco más que la Avenida de Arrecife “cerró” sus puertas para lo que, en principio, sería unos meses, y que sin embargo, se ha convertido en una verdadera catarsis de la mano del gobierno socialista. En este tiempo, por desgracia, se han producido quejas, manifestaciones en contra de ese cierre, aperturas puntuales para eventos concretos, un lamentable y constante cierre de comercios y promesas incumplidas sobre una solicitada consulta popular al respecto, sin que nada haya desgajado la decisión de la edil de no abrir una de las principales arterias de comunicación de la capital. A esto se le suma, el cierre el Teatro Estudio de Arrecife (TEA) tras 20 años de ejercicio, que cesa su actividad debido a la falta de responsabilidad y compromiso del Ayuntamiento de Arrecife, que al margen de ser la tercera capital de Canarias, muestra su versión más horrorosa de abandono y suciedad a la vista de todos.

 

Estudio desde hace dos años fuera de la isla de Lanzarote, y cuando regreso a la misma cada cierto tiempo me asusta ver la capital tan abandonada. Desconozco si es por una razón relativa a falta de criterio o por suerte, pero denoto una falta de interés por parte del grupo de gobierno socialista en dar solución a los problemas de los vecinos, y a responder con la debida ética y diligencia de una ordenada gobernante a los compromisos y necesidades de todos los arrecifeños y arrecifeñas. Simple y llanamente está pasando el tiempo, haciendo de la desidia una política.

 

No intento ser catástrofista, pero de veras, solo es necesario tener dos ojos y no tener las facultades mermadas para percatarse dando un paseo por Arrecife de que los barrios están deteriorados, el patrimonio histórico convertido en verdaderos vertederos, el cableado colgando por todos lados de la ciudad con riesgo manifiesto de enredarse o quedarse pegados, las fachadas faltas de pintura, parques en ruinas.


Además, seguimos con la necesidad de crear planes de movilidad que dinamicen el tránsito y la accesibilidad por algunos puntos de desahogo de la capital; así como un plan en materia de viviendas sociales que den protección y cobertura a las familias más necesitadas; un proyecto en materia turística que haga revivir la ciudad de Arrecife y proporcione verdaderas instalaciones y actividades para nuestros visitantes. Adicionalmente, un plan en materia de juventud que tenga por objetivo declarado la convivencia sana e igualitaria entre jóvenes, que dote a la ciudad de centros de entretenimento y ocio para nuestro adolescentes, reforzando, en consencuencia, la seguridad en las calles. Sin embargo, tomando en consideración todo lo anterior, confío en que Arrecife mejorará, pero todo con esfuerzo, ilusión e interés por conseguirlo.

 

En efecto, la situación actual de deterioro de Arrecife es fruto del devenir político de la capital que se ha reflejado en el descontento popular, y en algo que me espanta, la falta de dirrección política y proyecto de nuestros representantes.

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