Domingo, 14 Diciembre 2025
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Por Miguel Cámara 

 

 

Es muy cierto; el petróleo mancha. Si bien, no es menos cierto que hay dos vertientes a considerar en este asunto, aunque el Gobierno canario insiste en argumentar solamente sobre un aspecto del mismo, por lo que, en definitiva, no habla claro, no lo dice todo, y sus seguidores repiten siempre el mismo argumento que sólo representa una parte de la realidad, confundiendo así a la población. Hay algo más detrás del escenario que ha  montado, pero que no parece vaya a decirlo nunca. Es posible que algún día se sepa todo, así es que habrá que esperar a que el tiempo ponga las cosas en su sitio. Para empezar por el principio, consideremos primero la única razón que expone el Gobierno: “la extracción del petróleo podría causar graves daños a las costas canarias, con el consiguiente perjuicio para el Turismo, principal fuente de nuestra riqueza”. Suena a verdad, porque tiene parte de verdad, y se vende bien. Vamos a recordar, rápidamente, que los daños que se puedan producir son fácilmente (sí, he dicho fácilmente) reparables, y cada día más, y que no existe un sólo lugar turístico que haya sido afectado por vertidos de petróleo y haya paralizado para siempre su actividad en el Turismo; cualquiera ha resurgido en muy poco tiempo, con la diferencia de que la balanza ha sido siempre, y en todos los casos, muy positiva. Por otra parte, y de acuerdo con los estudios llevados a cabo por la National Academy of Sciences de EE.UU. los vertidos han ido disminuyendo anualmente desde 1.973, al tiempo que aumentan el número de prospecciones que se llevan a cabo, y esto es así, no sólo por la mejora de las instalaciones, sino, asimismo, por los productos y sistemas que se están utilizando en los casos de vertidos incontrolados.

 

 

 

Si bien, vamos ahora al segundo aspecto, el que nunca considera el Gobierno. De ser esta la razón, las terribles manchas, se entendería por todos si, además, sólo fuera Canarias quien tuviera el derecho a extraer el petróleo, sin poder ceder este derecho a terceros, quedando así totalmente protegidas nuestras costas de posibles vertidos incontrolados. Pero, no es así; el Gobierno canario ha dicho, incluso, que ”la extracción del petróleo hipotecaría el futuro de los canarios” Usando, por tanto, su mismo argumento, el petróleo mancha, habría que razonar que el daño persiste aunque no lo extraigamos nosotros, por consiguiente, el Gobierno ha hecho, precisamente, lo que decía quería evitar: al permitir la extracción a otros, ha hipotecado gravemente el futuro de los canarios, pero ahora es peor porque ha perdido así el control de la situación, control que hubiera ejercido directamente si no hubiera vendido a Marruecos los intereses turísticos de las costas canarias, en lo que a posibles vertidos incontrolados de crudo se refiere, y que supone, al mismo tiempo, un control básico de nuestra economía del que no debía de haber hecho dejación nunca. O sea, por si no ha quedado claro: el único argumento que ha esgrimido para rechazar la extracción directa del crudo, lo admite si lo hace otro país, aunque el riesgo siga existiendo en cualquier caso. Ahora seremos nosotros los que limpiaremos nuestras costas, mientras Marruecos será quien se lleve los beneficios. Sabiendo que Marruecos haría las prospecciones con idénticos riesgos ¿Por qué no ha explicado a la población las razones de su rechazo cuando esa decisión no soluciona el problema? Marruecos conoce el riesgo igual que nosotros, y también tiene costas turísticas muy importantes que proteger, que generan puestos de trabajo y son la base de una economía emergente. Pero le interesa el negocio, como no puede ser de otra manera, y prefiere correr un riesgo mínimo ante el gran beneficio que representa. Es un hecho que el petróleo que existe en toda la franja atlántica, verá pronto la luz del sol, con independencia del idioma en que se den las órdenes para que salga a la superficie y salte por los aires. El Gobierno canario no podrá nunca, jamás, evitar este hecho. Este razonamiento lo entiende cualquiera. Eso sí, hay que reconocer, como decíamos al principio, que el petróleo mancha. Pero lo puede hacer de varias formas.


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