OPINIÓN. El Sáhara, pasión y muerte
DESDE MI ISLA ATLÁNTICA. Por Antonio Coll
El 2 de marzo de 1956, Marruecos consigue la independencia, proclamándose Rey el Sultán azul, Mulay Mohamed V, abuelo del actual monarca alauita, Mohamed VI. Este hecho ponía fin las largas y cruentas luchas por la liberación nacional contra el colonialismo francés y español. Las pretensiones de Marruecos por el Sáhara Occidental Español se inician en tiempos del Rey Hassan II padre del actual, desde 1963. El Frente Polisario se creó como movimiento de liberación en los años 70, con una línea claramente proletaria del pueblo saharaui, y de tendencia izquierdista. El apoyo económico se lo concede en los primeros tiempos, Libia y más tarde Argelia, siempre “enemiga” de su vecino marroquí. Fue a partir de 1912 cuando se constituyó la Provincia Española del Sáhara que geográficamente comprendía desde Tarfaya o Cabo Jubi hasta la antigua posesión española de Rio de Oro. Es decir el territorio saharaui se conformó como una provincia más del Estado Español. Naturalmente, los intereses económicos de los españoles prevalecían enormemente, por eso su interés en aumentar el asentamiento para extraer las riquezas (fosfatos, pesca, etc.) del Sáhara. Poco o nada les interesó promocionar y enriquecer al pueblo saharaui. Naturalmente había un interés estratégico, es decir, impedir que cualquier país se implantara frente a las Islas Canarias. En la nueva era del neocolonialismo francés que mantiene magnificas relaciones con Hassan II queda claro su complicidad en la preparación de la Marcha Verde, acaecida en 1975, cuando el general Franco agonizaba, está fuera de toda duda. También he de decir que el apoyo total de los Estados Unidos al monarca alauita, influye para la “descolonización” de la provincia española. Con esta actitud se echó abajo las resoluciones de la ONU que expresan el derecho de los pueblos a la autodeterminación. Precisamente, en la resolución número 1514 de la ONU se invitó a España el abandono de la colonia para implantar la nueva República Árabe Saharaui Democrática, aunque muchos países francófonos votaron en contra. Con el acuerdo Tripartito de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania, una vez fallecido el general Franco (1975), el territorio es cedido a los dos países africanos, aunque más tarde Mauritania se retira y la administración –no la soberanía- queda en manos del reino marroquí. 35 años después el conflicto del Sáhara aún no ha sido resuelto. Es bien conocido que desde que Franklin Roosevelt, presidente USA, apoyó la independencia de Marruecos, el régimen alauita se convirtió en un “colchón” protector para los intereses occidentales. A pesar de que la descolonización del Sáhara es un problema abierto, potentes países del mundo occidental, miran para otro lado cuando se pone sobre la mesa el asunto en la descafeinada ONU. En una entrega anterior planteaba la tesis de que el pueblo saharaui –los hostiles a Marruecos- aceptara la “generosidad” de Mohamed VI de conceder una amplia autonomía al territorio saharaui, porque a mi modo de ver, es utópico luchar por una independencia en los actuales tiempos. España, por otro lado, que siempre ha sido torpe en su política exterior colonizadora es, en primer lugar, culpable y responsable de no haber sabido preservar la integridad territorial y haber permitido una “descolonización” a destiempo que, en muchos ambientes de aquella época, se habló de una “venta”, con la existencia de sobornos y sobornados, incluido personal castrense. La inestabilidad del Régimen franquista por la agonía del “Generalísimo” y la incertidumbre del futuro político del Estado Español, ahogaron toda esperanza del porvenir de la entonces “provincia española” africana.
Actualmente las aspiraciones del Frente Polisario de una hipoteca autodeterminación, tampoco garantiza la estabilidad y futuro del pueblo saharaui. La política internacional es muy compleja y los intereses económicos y estratégicos sobrepasan, en la mayoría de los casos, las justas reivindicaciones de los pueblos en su derecho a la autodeterminación. Ya decía en un anterior artículo que el temor para Canarias sería que de nuevo se avivase, a pocas millas de las islas, el conflicto bélico. Yo sigo insistiendo que los saharauis deben de aceptar una plena autonomía, vigilada por la ONU y la OTAN. Desde ese nuevo panorama que les abre las puertas a la Unión Europea y EEUU, a través de un estado soberano como Marruecos, el pueblo saharaui tendría más oportunidades y rompería la espiral de pobreza y subdesarrollo en el que está asumido, en estos momentos, sobre todo los hostiles a la monarquía de Mohamed VI. Estamos en el siglo XXI y vivimos en un mundo globalizado e internacionalizado. Estar fuera del stablishmen es un suicidio y si los dirigentes polisarios no son conscientes de esa realidad, lo único que van a conseguir es llevar al pueblo saharaui a un trágico destino.
P.D. Me alegro enormemente que el nuevo equipo de los Centros Turísticos, dirigidos por la popular Astrid Pérez haya reducido en un 47% las pérdidas. En la gestión anterior, se perdía diariamente 10.000 euros. Es una pena que la ejecutiva insular de los socialistas haya cerrado filas a favor de su Secretario General ante la imputación judicial por su catastrófica gestión en los Cact’s. No obstante, el juicio se celebra el día 14 de diciembre y será a partir de esa fecha cuando el Juez dicte sentencia. Hasta entonces Carlos Espino es un imputado por supuestas acciones irregulares y delictivas.