El sentido del humor de la jueza Barrancos
Por Francisco J. Chavanel
Tuvo que ser un dolor de conciencia. Al fin y al cabo un compañero despeñado y sin rumbo, pero un compañero. La jueza Lucía Barrancos, que sustituyó al inigualable César Romero Pampacuatro, en mayo de 2011, emitió su famoso informe dirigido al Consejo General del Poder Judicial, a través de la vocal responsable para Canarias, Inmaculada Montalbán, en noviembre de 2011, tras seis meses de tirarse los pelos porque lo que veían sus ojos no podía creérselo.
El informe Barrancos, en contra de lo que pueda interpretarse a primera vista, no es un instrumento agresivo, con el que la jueza pretenda zaherir a su predecesor. Le hace daño a su crédito, es evidente, pero ella sólo busca defenderse de algo que no quería que se le pudiera “atribuir responsabilidad en el futuro”. La prosa del escrito es meramente descriptivo. Es un científico que explica a sus superiores en el estado en el que se encontró el barco que le enviaron a buscar después del hundimiento. Si hubiera pretendido hacer daño, efectuar una inspección donde hallara pecados capitales para un magistrado, entonces la redacción hubiera sido otra muy distinta.
Se limita a contabilizar el estado del inventario. De los 30.000 folios ninguno está foliado; la mitad de los archivos parece una perrera e inclasificables; determinadas órdenes, autos, y providencias, han desaparecido; hay archivos que contienen documentos que no son de allí; no se han custodiado los documentos claves ni la grabaciones que portan las escuchas telefónicas; no se cumple la secuencia lógica de custodia, todo está en el sitio equivocado o sencillamente no está; la mayoría de las pruebas se hallaban en el instante en Madrid bajo el control de la UCO que se llevó dos furgones de papeles del caso; Pamparacuatro, en su leonera, había convertido a su juzgado en el central de Arrecife, no repartiendo los asuntos que allí llegaban; y el mismo Pamparacuatro había protegido al principal impulsor del escándalo, el socialista Carlos Espino, evitándole el libre peregrinar de una querella en su contra por diversas irregularidades protagonizadas supuestamente por el político en la gestión de los Centros Turísticos… Todo esto, y unas cuantas cosas más, fueron relatadas con precisión por la jueza Barrancos, asustada por la dimensión del asunto, claramente rebasada por las huellas de su antecesor.
Desde que se publicara el contundente informe hasta hoy casi nada ha pasado por parte de los jefes que deben velar porque la justicia que los contribuyentes pagan sea un servicio útil en un Estado de Derecho. Nada se ha movido contra los astros del caso, Pamparacuatro y el fiscal Stampa: pareciera que les tienen pánico más por lo que callan que por lo que hablan. Únicamente hemos contrastado el movimiento del fiscal Ródenas “desimputando” a la mitad de los implicados en la pieza separada más importante que engloba al Ayuntamiento de Arrecife. Diecisiete, sin ir más lejos. Después de cinco años de instrucción el fiscal, que reside en Las Palmas de Gran Canaria, se percata de que no hay pruebas para llevarlos a juicio. Todos estaban juntitos en una presunta trama de cobro de comisiones.
Entre ellos localizamos a alguno que estuvo en prisión seis meses, otros que perdieron su trabajo a consecuencias de la publicidad negativa, otros más que estuvieron en el calabozo más allá de los exigido por la ley, la mayoría de ellos maltratados a conciencia por los instructores… Llevo seis años denunciando el esperpento que fueron las investigaciones por “corrupción” por orden de JFLA y Narciso Ortega y, por fin, una columna cae al suelo demostrándose que hubo perversas intenciones que movilizaron a policía, guardia civil, a algunos fiscales y jueces que, en el mejor de los casos, refiriéndome a fiscales y jueces, resultaron engañados por los que les llevaban las pruebas ya manufacturadas.
Durante este tiempo de viento a favor es la primera vez donde los “ajusticiados” han podido hablar de tú a tú con sus amigos y con su gente. Lanzarote ya sabe que no les han contado la verdad. Canarias también. El informe Barrancos es definitivo.
Aunque siempre hay algún loro que carece del sentido del ridículo. Pamparacuatro ha deslizado a los medios propicios a cualquier “linchamiento” que la jueza Barrancos, el 12 de enero de 2012, es decir, dos meses después de haber firmado su informe, le envió a través de un correo electrónico unas bonitas palabras de agradecimiento a su “extraordinaria” labor: “Me encantaría poder contar contigo y con tu opinión en el futuro (…) porque sé que has hecho todo lo que estaba en tu mano para sacarlo adelante teniendo en cuenta los medios limitados con los que contabas (…). Aún cuando no tengamos puntos de vista coincidentes en algunos aspectos reconozco tu gran trabajo”… Esas notas le han servido a Pamparacuatro y fans exponer a): que Barrancos amaba el trabajo de don César; b) que Barrancos era una falsa de cuidado; c) que Barrancos estaba llenita de miedo por su informe y esperaba no ser liquidada si Pamparacuatro salía bien de ésta; y d) que Barrancos envió prudentemente el mensaje aleccionada por algún señor magistrado de Jueces para la Democracia, amigos de don César.
Espectacular. Todo un informe cargado de rigor y veneno contra un e-mail. Un informe tan demoledor que fue escondido en un cajón por el TSJC y el CGPJ durante tres años. Una pena que la señora Barrancos no hubiera remitido a Montalbán otro escrito arrepintiéndose del anterior. Me gusta el humor sardónico de Barrancos. Te felicito César pero no sabes las mañanas y las tardes que me he pasado en el suelo intentando poner orden en el laberinto que me dejaste… No sabes lo que me gustaría que estuvieras aquí para que, al menos, me digas donde está el folio 1 y el 2… Y, por supuesto, claro que reconozco tu trabajo: hay que tener arte para convertir un caso de película en una auténtica pesadilla… La próxima vez dime en qué juzgado estás para yo pedir traslado a las Antípodas.
¿Tiritas para Pamparacuatro y Stampa? ¿Jugamos a eso? Esperamos por lo serio. Por un caso en serio y con expedientes serios contra los que instrumentalizaron el Estado para hundir el honor de decenas de ciudadanos. Ya son 17 libres de culpa. ¿Vamos por el pleno?
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