EL TRASMALLO DE LANCELOT
Sosiego en el debate sobre las prospecciones
Sin dudas es el gran tema de inicios de año y muy probablemente vaya a serlo de todo este 2012. La al parecer inminente autorización a Repsol para que realice prospecciones petrolíferas frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura está dando cada vez más que hablar, generando opiniones muy dispares e incluso caldeando un poco los ánimos en determinados sectores. Tal vez lo más importante al respecto sea, ante todo, abordar el tema con tranquilidad y cautela, debido al gran calado que tiene y a todo lo que supone no sólo la extracción del petróleo en sí, si no también la discusión ‘anexa’ sobre la jurisdicción y territorialidad de las aguas en las que se planea desarrollar ese proyecto. Y es que sólo desde el sosiego y la serenidad se podrá analizar y ahondar en esta cuestión en el nivel que la misma requiere. Pocas veces Lanzarote, Furteventura y Canarias en general se han visto ante algo que puede suponer tanto para su futuro a mediano y largo plazo, en lo positivo como en lo negativo. Las prisas que comenzó planteando el Ministerio de Industria, Energía y Turismo sobre esta cuestión no contribuyeron precisamente al análisis sosegado que el tema requiere, sino que por el contrario ayudaron a generar reacciones apasionadas, tanto de quienes están de un lado de la acera como del otro sobre esas proyectadas prospecciones. Ahora, el ministro José Manuel Soria parece haber levantado un poco el pie del acelerador, ampliando el plazo para que los Cabildos y el Gobierno autonómico presenten sus alegaciones y lanzando a su vez a estas administraciones una invitación a un futuro diálogo. Es de esperar que esto contribuya a generar ese sosiego tan necesario.
¿Se reactiva el ‘ecologismo’?
El tema de las prospecciones petrolíferas parece por otra parte estar haciendo salir de su letargo al activismo ecologista de la isla, que tanta ‘guerra’ dio en épocas pasadas y que tan desaparecido estaba últimamente, tal como ya había reflejado este semanario en un reportaje publicado el pasado verano. La manifestación ‘espontánea’ que tuvo lugar el pasado viernes día 10 frente a la sede del PP en Arrecife durante la visita del ministro Soria parece ser un atisbo de esa reactivación del activismo ecologista. Y símbolo de ello fue la presencia en la misma del ex ‘alma máter’ del Foro por Lanzarote y ex consejero ‘rebelde’ del Cabildo Pedro Hernández, quien no aparecía públicamente desde hacía años. Esta vez lo hizo, tal como era su costumbre, megáfono en mano y con la imagen más recordada de él, con su ‘disfraz chapapote’, el mismo –o muy similar- que se puso cuando saludó personalmente a Zapatero en la visita protocolaria que el por entonces presidente realizó a las primera corporación insular. Más allá de si alguien se pasó de la raya o no en esa manifestación del pasado día 10 ante la sede de los populares, y del lógico y constitucional derecho que tiene todo el mundo a expresar sus ideas y manifestarse, sería deseable que si realmente el ‘ecologismo activo’ revive en Lanzarote, no lo haga desde actitudes radicales, ni en las formas ni en el fondo, sino con actitudes que realmente sirvan para sumar ante este y ante cualquier otro debate o tema polémico. El prestigio y la imagen de este posiblemente resurgido movimiento ecologista, y qué tan en serio se lo tomen los demás, sólo depende de ellos mismos.
Semanas cruciales
Las próximas semanas serán en todo caso cruciales de cara a la posible extracción de petróleo frente a nuestras costas. El Cabildo de Lanzarote está terminando de afinar las alegaciones que presentará, toda vez que ha sido ampliado el plazo, para llevarlas posteriormente a Pleno. Esa prevista sesión extraordinaria será muy interesante, tanto por el debate institucional que aportará al tema como para ver cómo reaccionan los socios de gobierno, ya que el grupo de Coalición Canaria se opone frontalmente a esa autorización –al menos en los términos en los que está planteada- mientras que el grupo del Partido Popular, lógicamente alineado con el Gobierno central, lo apoya. En cuanto al sentir de la ciudadanía, es difícil calibrar hasta dónde llegan los rechazos y los apoyos. Y es que si bien cuando Repsol dio su primer paso de cara a su proyecto en aguas canarias, allá por 2001, podía haber en la isla un sentimiento más generalizado de oposición, las cosas han cambiado mucho en los últimos años, sobre todo de mano de la crisis, que ahora hace ver desde otra perspectiva la posibilidad de que los prospecciones también tiren del ‘motor’ de la economía insular, generen nuevas fuentes de trabajo, tan necesarias hoy día, y planteen una alternativa al monocultivo del turismo.
¿Huelga en los Cact’s?
El Comité de Empresa de los Centros Turísticos ha anunciado que convocará una huelga en los próximos días, en protesta por el despido de Wilfredo Toribio, quien hace más de un año insultó y amenazó a integrantes del Consejo de Administración de la empresa pública, a las puertas del Cabildo. Los sindicalistas quieren exigir así la readmisión del trabajador, pero en definitiva lo que terminan reivindicando con esa postura es el derecho de un empleado a insultar y amenazar a los directivos de la empresa donde trabaja. Es verdad que el propio trabajador despedido terminó –eso sí, mucho después- pidiendo disculpas por su deplorable actitud, pero no menos cierto es que cada uno debe hacerse cargo de lo que hace y dice, y que una disculpa no lo arregla todo ni anula lo hecho o dicho. Y es más: si se pide disculpas es porque se parte del supuesto de que se ha hecho algo que está muy mal, y si es así, hay que aceptar que eso conlleve el despido, más allá de las matizaciones que se puedan aportar a este tema. En cualquier caso, hay que reconocer que está bien que un Comité de Empresa defienda en principio a un trabajador que ha sido despedido, inclusive más allá de las razones que hayan motivado ese despido, pero eso no puede ser llevado al extremo de intentar imponer su readmisión y convocar a una huelga que tanto mal le haría a la maltrecha economía de los Cact’s, y de la isla en general, incluida también su imagen de cara a los turistas y al exterior. Por ahora sólo se trata de una amenaza de huelga –como la que desde hace meses planea sobre Inalsa sin que se realice-, y es de esperar que ésta no se concrete y que cada uno se ponga en su sitio, por el bien de todos.