En busca del “tiempo perdido”
Por Antonio Coll
La potencialidad de la isla de Lanzarote es indiscutible, pero entre unos y otros, hemos creado un ambiente que nos ha llevado, incluso, a vivir en una permanente irracionalidad, donde la beligerancia ha sido la protagonista reinante. En este entorno, la isla se ha visto sometida a desarrollarse a base de “salpicones” y sin las garantías jurídicas-urbanísticas, así como proyectos importantes se han quedado en el “baúl de los recuerdos” o paralizados, legislatura tras legislatura, por la indiferencia o frivolidad de los gobernantes que, en diferentes tramos de nuestra historia moderna, han dirigido el destino de la isla y sus pobladores. Es posible, que en el devenir de 2014-2015 se finalizarán obras atrasadas, como la circunvalación de Arrecife, el puerto náutico- deportivo de Naos, el plan parcial de Argana Alta y otras infraestructuras menores. Así mismo, determinados municipios contarán con planes generales urbanos que, si bien, algunos son supletorios, es decir que no se contemplan, en toda su amplitud, los proyectos a realizar, tengo que reconocer que puede significar un paso hacia adelante, siempre y cuando, las demandas jurídicas anunciadas, no frenen los citados instrumentos urbanísticos reglados y aprobados. Algunos promotores de grandes bolsas de suelo, por ejemplo, de Arrecife, han hecho la valoración del PGUA y si, en los tres meses de exposición pública, no llegan a un acuerdo con la Corporación municipal capitalina, el plan se puede eternizar, en los juzgados. Solo es de esperar que los tenedores de suelo y los propios gobernantes de Arrecife, tengan la voluntad suficiente para firmar convenios, satisfactorio para ambas partes. El futuro de Arrecife no puede estar condicionado por demandas judiciales, ya que optar por esta dirección, es frenar el desarrollo y, por consiguiente, continuar con la parálisis que reina en Arrecife desde hace muchísimos años. Al grupo de gobierno de CC-PSOE, le corresponde liderar, definitivamente, la transformación integral de la ciudad y cumplir los retos más importantes que demanda la tercera capital de Canarias. Dibujar el futuro de Arrecife es prioritario, sin “progresismos” falsos ni “intereses” ocultos o particulares. Pero, para ello, tiene que alejarse de absurdos complejos y comprometerse en dinamizar la economía, estimulando las inversiones privadas y, por supuesto, públicas. También, el grupo de gobierno de Arrecife tiene la obligación de acatar las recientes sentencias del Supremo y del TSJC, en referencia al Catálogo Arquitectónico Urbano. El Alto Tribunal ha calificado la actuación de los gobernantes de Arrecife de “desviación de poder”, al impedir la demolición de determinados inmuebles, en ruinas. También expone el Tribunal que los informes técnicos y jurídicos, contraviene lo que la legislación establece. Es un ejemplo más de la “desfachatez” de ciertos gobernantes que toman algunas decisiones, al decir de muchos, “precocinadas” en el exterior.
La isla de Lanzarote no puede estar, permanentemente, sometida a los caprichos, vaivenes o indiferencia de unos gobernantes o sectores inmovilistas que eternizan los proyectos y se alejan de las potenciales inversiones, públicas y privadas, en perjuicio de la sociedad civil que exige soluciones y respuestas a sus problemas. Actualmente, se vive en una economía endeble, vulnerable y llena de incertidumbres. Ya se ha demostrado que el motor económico de la isla, el turismo, no puede, por sí solo, estabilizar la misma, por lo que se ha de buscar alternativas, en otros sectores, para equilibrar la balanza y dar respuesta a una acuciante realidad como es el desempleo. Los planes de ordenación urbana y del territorio son acicates para iniciar o percibir un porvenir más optimista. Eso espero.
Tiempo y mucho dinero se han perdido, en los últimos veinte años. Ya es hora de poner el timón en la buena dirección. Aunque no me fio mucho de las “brújulas maléficas” que manejan determinados políticos y técnicos.