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Extraordinaria paradoja

Por Sigfrid Soria

 

 

El auge del socialismo populista bolivariano en España capitaliza el sufrimiento de los españoles ante la devastación dejada por otra versión del socialismo, el PSOE, por segunda vez en veinte años.


El médico de urgencias que acude al lugar del accidente no sabe a ciencia cierta qué lesiones reales existen. La descripción y constantes vitales que le avanzan mientras acude a la zona del siniestro le dan una idea de la gravedad de la situación pero no le hacen presuponer la sección traumática de arterias que inmediatamente se va a encontrar. Nada más llegar y al comprobar la pérdida de sangre pinza inmediatamente los grandes vasos y aplica torniquete. Dichas maniobras no estaban previstas de antemano y la decisión de aplicarlas fue tomada a la vista del destrozo real.


El símil médico descrito explica lo que ocurrió con la España que dejó el PSOE en 2011. Cuando el PP se aproximaba al gobierno suponía la situación en base a la información que le avanzaba el gobierno saliente pero, la realidad que halló cuando llegó al poder fue devastadora. Tuvo que aplicar medidas drásticas de supervivencia para salvar la vida del paciente, estabilizarlo, intervenir quirúrgicamente en múltiples ocasiones y aplicar simultáneamente un programa de cirugía reparadora y otros de rehabilitación a largo plazo. Todo ello generó un sufrimiento desconocido por la Sociedad española parecido, quizás, al que padecieron los que nos precedieron hace más de setenta años.


Pese a que los brillantes resultados de la gestión del PP, teniendo en cuenta el demoledor punto de partida de 2011, están siendo aplaudidos unánime e internacionalmente, el lógico padecimiento de los españoles no ha desparecido. Es más, todavía hay un extendido aturdimiento psicológico además de secuelas sociológicas no superadas que prolongan el dolor. Al fin y al cabo, es estrés post-traumático social.


Del mismo modo que el médico cumple su misión de salvar la vida del paciente, independientemente de que gusten más o menos las acertadas terapias de urgencia que aplique, el PP ha cumplido con la suprema tarea de salvar a España del default al que el PSOE la abocó.
Pero, volvamos al sufrimiento. El compresible padecer de los españoles lo está capitalizando el socialismo populista bolivariano con su natural e inherente demagogia. Son muchos los españoles que están entregándose a la falacia, al imposible y a la utopía irrealizable.


Las fórmulas económicas que creen algunos viables para España ya han arruinado a una superpotencia petrolera, Venezuela. Quienes están medrando a costa de la estupefacción causada por la corrupción tienen como paradigma al país más corrupto del continente americano y ellos mismos están demostrando que, sin haber tocado poder ya emulan perfectamente los corruptos esquemas de los Regímenes a los que admiran. Esos que enarbolan la bandera de los Derechos de las Mujeres están financiados por un país islámico que masacra a las mujeres sin piedad. Pero, ¿qué es lo peor?


Lo peor de todo es que esos salvapatrias de pacotilla niegan nuestro sistema democrático y pretenden reventarlo.


En definitiva, la franquicia española del socialismo populista bolivariano medra gracias al dolor producido por el socialismo español. Extraordinaria paradoja.

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