Domingo, 14 Diciembre 2025
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Por Miguel Cámara

 

 

No sería una acción radical, sino congruente con la radicalidad a donde han llegado los ingleses. Cuando Margallo fue designado ministro de Exteriores, le dijo al eurodiputado inglés, Kenneth,  “Gibraltar español”; ese fue el desahogo del impotente, y todo cuanto iba a hacer en apoyo de nuestra reivindicación histórica. Desde entonces, siguen protagonizando acciones deplorables y se crecen cada vez más: cuando se cerró la verja en 1.969 (y el tiempo ha demostrado que fue una medida correcta) no habían cometido, previamente, los actos criminales ni los insultos y acosos posteriores que estamos sufriendo hoy. Se les estaba exigiendo que cumplieran con el pronunciamiento de la Carta de las Naciones Unidas de 1.946 que ordenaba descolonizar Gibraltar. Desde entonces, un submundo de riquezas ilegales vienen creando en el Peñón unos piratas, cuyo enorme daño radica en la defensa que hacen los delincuentes para proteger todo cuanto consiguen ilegalmente. Es una auténtica cueva de ladrones consentida por Inglaterra y España, con más de cinco empresas por habitante. Los detalles a considerar en los conflictos entre España con otros países, no suelen funcionar con la raza ingles; actúan mediante el hecho consumado, siendo la posesión base del Derecho, y, aunque no tengan razón, aplican los más absurdos argumentos en su defensa, pero con una fuerza extrema que no tiene nadie. O se les neutraliza con la misma fuerza (sobre todo teniendo nosotros la razón) o seguirán creciendo en el Peñón, tanto sicológicamente, como territorialmente. Otras consideraciones no sirven con los ingleses. Sólo hay un idioma, el de ellos, y nosotros lo podemos hablar perfectamente: hay que cerrar la verja.

 

Los hechos son de vergüenza: David Cameron, dijo personalmente a Rajoy, “la gente de Gibraltar es la que  tiene que decidir sobre su futuro”, frase irresponsable que ha repetido hace pocos días; eso es tan absurdo como aceptar que, por ejemplo un barco atraque sin permiso en un puerto, y ante la solicitud oficial de abandonarlo, el capitán manifestara que sean los pasajeros quienes decidan. Se han apropiado de 3 millas de aguas marinas, manifestando Fabián Picardo: “No se entiende que poseyendo la tierra no tengamos acceso a las aguas”; esa es la irracionalidad del argumento propio del pirata que poseyendo a la fuerza lo que no es suyo, sigue con sed insaciable de robar cada vez más. Hace un año, Picardo declaró nuestras aguas usurpadas como “zona de especial conservación medioambiental”, para, luego, arrojar en ellas más de  200.000 kilos en bloques de hormigón con pinchos de acero que impiden la pesca de arrastre a nuestros barcos en aguas españolas, agresión criminal que viola el derecho internacional en nuestras aguas, así como las normas medioambientales europeas, que el cinismo de Picardo dice proteger.  Y esto, a traición,  por la espalda, ya que existe un acuerdo pesquero firmado con nuestra flota. Además, autoriza el trasvase prohibido de carburante entre sus buques, la descarga de contenedores de basura en las mismas aguas, la entrada de submarinos atómicos sin informe previo de impacto medioambiental...Esto es lo que vienen haciendo los ingleses en Gibraltar: un crecimiento soberbio, arrogante y egoísta de quien se cree dueño de una tierra que no ama y de la que desea extraer cuanta riqueza ilegal pueda. Hemos respondido con estrictos controles aduaneros, y nos llaman torturadores, criminales, fascistas, que estamos haciendo ruido de sables, acosan a la Guardia Civil de la frontera,  nos provoca la Royal Navy en nuestras aguas, y han enviado su flota a Gibraltar. Pero también es vergonzoso por  nuestra parte  leer en la prensa cosas como que “Hacienda está estudiando subir los tributos del juego en Gibraltar” ¡Ya nos ocuparemos de eso cuando volviera a ser español! Ahora, y siempre, se trata de recuperar lo que es nuestro, y no poner parches que no conducen a nada.  Total,  peor que en 1.969: hay que cerrar la verja.

 

Margallo tiene una grave responsabilidad; como respuesta a la agresión criminal con los bloques de hormigón, dijo “se acabó la broma de Gibraltar; vamos a aplicar la legislación española y comunitaria en materia de lucha contra el contrabando, el fraude fiscal y la protección del medio ambiente”. Habiendo sido testigo impasible de todo lo ocurrido ¿Ha sido capaz de esperar a que arrojaran al fondo de las aguas españolas la dignidad de nuestros pescadores para decidirse a cumplir con la Ley? Cuando dijo lo de Gibraltar español, era  en broma, pero debería empezar a hablar en serio, y dado que no son capaces de empezar por el principio, después de esta tempestad, volverá la vergonzosa calma donde llevamos inmersos 300 años. Gibraltar es español, a pesar de nuestros gobernantes; sólo hay que mirar un mapa, leer la Historia, renegar de nuestros gobiernos, y cerrar la verja.


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