Huelga de guaguas en Lanzarote

Verónica García Milán
Los servicios mínimos que no existen
Desde que comenzó la huelga de guaguas en Lanzarote, hemos escuchado que se están cumpliendo unos supuestos “servicios mínimos del 80 %”. Pero la realidad que vivimos quienes dependemos del transporte público es muy distinta: hay trayectos sin cubrir, líneas que no pasan, retrasos constantes y usuarios que no pueden llegar a sus destinos.
¿Dónde está ese 80 %?
La mayoría de mis compañeros utiliza la guagua para llegar a su centro de estudios. Durante las últimas semanas, han llegado tarde o, directamente, no han podido ir. No hablamos de casos aislados: se repite cada día en distintos puntos de la isla. Hay rutas que simplemente han desaparecido, o pasan tan de vez en cuando que no sirven para nada.
Hablar de un 80 % de servicio cuando las guaguas no aparecen o van vacías en recorridos poco útiles, es engañar. No basta con cumplir un porcentaje numérico: el servicio tiene que ser funcional, centrado en las franjas horarias clave y en las zonas donde más se necesita.
El problema no es solo la huelga
Entendemos que los trabajadores del transporte están luchando por mejoras laborales, y eso es totalmente legítimo. Pero lo que no puede pasar es que el usuario “el ciudadano de a pie” sea el gran perjudicado. Porque ahora mismo, moverse en Lanzarote se ha vuelto un privilegio, no un derecho.
La falta de control por parte de las autoridades, la desinformación y el incumplimiento real de los servicios mínimos están afectando a estudiantes, trabajadores, personas mayores…
¿Dónde están las medidas para proteger a quienes no tienen otra forma de moverse?
Una solución urgente
Pedimos a las autoridades insulares que actúen con transparencia y responsabilidad. Que supervisen de verdad el cumplimiento de los servicios mínimos, que prioricen las rutas y horarios más necesarios, y que escuchen a los usuarios.
La huelga no puede seguir paralizando una isla entera sin que nadie rinda cuentas. Y mucho menos, disfrazar la inacción con un 80 % que, en la calle, simplemente no existe.