Las "anormalidades" de Lanzarote
Por Antonio Coll
Cada día me aburre, con más intensidad, las formas y maneras de gestionar los problemas importantes de la isla de Lanzarote. Y, sobre todo, en esta nueva época, iniciada desde los “cataclismos” económicos y sociales aparecidos desde 2008. Porque uno observa o contempla como pasan los días, y la isla sigue estancada, y solo se percibe beligerancia y los mismos tópicos de antaño. Los problemas o cuestiones relevantes a solucionar, se convierten en un estado de “ida y vuelta” y determinada clase política sigue imbuida en actitudes y comportamientos negativos para el avance y desarrollo de la isla. Parece como que los “genios maléficos” nunca nos abandonan y siguen pululando por esta tierra, cuyos pobladores lo único que desean es que le resuelvan sus problemas. Pero para ello, hay que dinamizar la economía. Para ello, se necesita inversión para crear riqueza y puestos de trabajo. Pero sin planes urbanos y planeamientos territoriales difícil y complejo será de recuperar una economía estable y con futuro. La inseguridad jurídica implica que los potenciales inversores huyan de la isla y busquen otros lugares más seguros. Yo entiendo que la clase política está muy bien acomodada, pero es obligación de cualquier gobernante esforzarse y buscar la mejor salida para su pueblo.
La propia Confederación Empresarial de Lanzarote (CEL), a través de su presidente, Juan de León, denuncia la “parálisis institucional” y desconcierta que aún no se sepa absolutamente nada sobre las inversiones vinculadas a la mejora de las infraestructuras aprobadas el año pasado que afecta a nueve proyectos, cuya partida es de 2,2 millones de euros, de los cuales la mitad tenían que haberse ejecutados en obras. Una “anormalidad” más que se traduce en dejadez y desinterés por dinamizar la economía y creación de empleo. La situación de desesperación laboral se escenifica en Mercadona, empresa de alimentación que abrirá sus puertas a antes de fin de año, que ha recibido la escalofriante cifra de cerca de 7.000 solicitudes de empleo, para los dos hipermercados de Valterra y Argana Alta. Este dato pone de manifiesto la vergonzosa actualidad que vive la isla. Mientras, la desesperación laboral sigue in crescendo, determinados gobernantes insulares y locales, siguen perdiendo el tiempo y desviando la atención de los verdaderos problemas de Lanzarote.
Otra “anormalidad” más la encontramos en el grupo de gobierno de Arrecife, que estos días ha dictado una prórroga de cuatro meses para conceder licencias de demolición de inmuebles antiguos, que estaban protegidos por el Catálogo Arquitectónico Municipal, pero anulado por el Tribunal Supremo el pasado mes de julio de 2013. Determinados propietarios consideran una burla la decisión del grupo de gobierno (CC-PSOE) a la sentencia del Supremo.
Ante todo esto tenemos que seguir aguantando la “desfachatez” y prepotencia de determinados gobernantes y no digamos nada de la lentitud de la administración de justicia para “determinados” procedimientos judiciales.
Lanzarote ya me aburre. Me aburre la ruinosa gestión de muchos de sus dirigentes. Me aburren las múltiples negligencias cometidas, en perjuicio del interés general. Reclamar sensatez y coherencia, en las actuaciones de un buen número de administraciones públicas, es pedir “peras al olmo”. Son muchos años padeciendo los mismos problemas y las mismas beligerancias, sin que se implante un hilo conductor positivo, para garantizar con éxito el futuro de la isla.
Las “anormalidades” de Lanzarote son infinitas, pero, por ahora, termino, para evitarle que se atragante si las enumero todas juntas…