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Los bienhechores de sus pueblos: Julián Perdomo

Por Gregorio Barreto Viñoly. (Balcón de Haría).

 

Muchas son las personas que se han interesado por la mejora y al fin engrandecimiento de su propio pueblo, sin que por ello tenga que tratarse de personas de alto intelecto, ni de autoridades o personajes célebres o importantes del Municipio, sino que se trata de personas interesadas por contribuir a la mejora de alguna manera de sus pueblos, trabajando desde la parcela que mejor saben o han sabido hacerlo, y en esta ocasión nos vamos a referir a Don JULIÁN PERDOMO GONZÁLEZ, nacido en 21-03-1922, de profesión albañil, siendo primero agricultor encargado de sus propiedades, en la zona o inmediatez del entorno de Guinate, pero que en realidad su dedicación principal fue la de albañil y mampostero, y trabajó con muchas personas del Municipio de Haría, mejorándoles la situación o conservación de sus casas o dependencias de ellas, para llegar a un mejor mantenimiento, siendo hijo de Benito Perdomo Delgado y de, que vivieron siempre en Guinate.

 

A principio de los años de 1970, accedió a la Alcaldía de Haría Don Juan-José Santana de León, y tuvo en cuenta que por los servicios de la Mancomunidad Interinsular de Cabildos, se creó una política de realización de obras comunitarias, en una época en que el dinero circulante era muy poco, y así se creó una forma de que se hiciera algo, lo más posible contando con varias aportaciones, y vaya que la Mancomunidad de Cabildos daba la mayor parte en dinero, otra parte tenía que poner el Ayuntamiento y por otra parte, los vecinos, de una forma voluntaria aportaban su trabajo personal, lo que fue llamado “Obras Comunitarias” o también obras de acción comunitaria, pero antes el alcalde fue creando lo que se llamaba Comisión de Vecinos, en todos los pueblos, de una forma amistosa, y de entre ellos se nombraba Presidente a la persona considerada más caracterizada, competente, preparada, y a estas Comisiones se encargaban todos los servicios, movimientos y obras o acciones más interesantes para su propio pueblo, y en este caso Don Julián Perdomo González era a la sazón el presidente de la Comisión y este hombre era conocido en estos ambientes como “Julián el de Guinate”, y el Alcalde tenía el interés de que en cada pueblo por pequeño que fuera, hubiera una Iglesia o Ermita, y además un teleclub, para la poca gente de los pueblos se reuniera y preparara incluso sus fiestas, y vaya que para el Caserío de Guinate, la Ermita fue lo primero que se hizo, bajo la advocación de Nuestra Señora de Lourdes, para celebrar su fiesta en torno al día 11 de Febrero de cada año, y entonces Don Julián, con la ayuda de su señora Doña Juana González Acosta, con otra familia, se encargaba de todo, buscando siempre la mejor colaboración de los vecinos, y se juntaba desde el principio bastante gente, pero lo más grande es que este hombre con su señora, invitaban a la gente a que fueran a su casa, que estaba situada enfrente mismo de la Ermita, para tomarse unos dulces o lo que fuera y un vaso de vino u otra bebida.

 

Estas formas de tratar al pueblo con el mayor respeto y educación, posibles, es algo que los Órganos Oficiales se hallan obligados a agradecer, y digamos que Don Julián y su esposa, se merecen todos los respetos, agradecimientos y consideración, pues fueron los artífices entonces de estas actuaciones a favor de las gentes del pueblo, y todos los invitados y asistentes en general. Recuerdo ver a Don Julián Perdomo, con los libros de contabilidad y de actas, en busca de persona que se los pusiera al día, anotando todo lo último. Don Julián Perdomo González, fue considerado una persona buena y servicial.
En todas partes hay gente válida, e incluso en Guinate, pueblo tan pequeño, hay más personas para destacar, y merecen destacarse de aguna manera.

 

 

 

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