OPINIÓN. Autoexclusión precipitada
DESE MI ISLA ALTANTICA. Por Antonio Coll
En política marcar los tiempos a la hora de tomar decisiones importantes se hace imprescindible porque un error de cálculo puede conllevar efectos contrarios a lo que se persigue. En el argot de la semiótica, se denomina causa-efecto. La decisión de la ejecutiva canaria del Partido Popular de autoexcluirse del Gobierno de Canarias tiene, a mi parecer, una trascendencia enorme para su devenir. En principio, las causas expuestas no son lo suficientemente clarificadora, para haber tomado una decisión de tal magnitud. El PP pierde cuatro consejerías, la vicepresidencia y 120 altos cargos y asesores. Según se desprende desde todos los ámbitos políticos y económicos, incluidos sectores del PP, se piensa que es un “error de bulto” la postura tomada por José Manuel Soria y que, incluso, el líder nacional, Mariano Rajoy llegó a insinuar al dirigente canario que no actuara “en caliente”. Cuando escribo esta entrega aún no han sido cesados los consejeros populares, circunstancia que, previsiblemente, ocurra cuando esta publicación esté en la calle.
El acuerdo de Paulino Rivero con el presidente del Gobierno Español, está dentro del programa de Coalición Canaria y lo pactado con ZP entra en la normalidad entre dos gobiernos. El presidente del ejecutivo canario selló un acuerdo con ZP hasta el 2012, a cambio de una reforma del Estatuto, la cesión de las aguas territoriales, la modificación del REF, el mantenimiento de la inversión en obras, el descuento aéreo y marítimo y la bonificación a la SS para la creación de empleo. Esto es todo. ¿Dónde está el desplante? Paulino Rivero ha actuado como un presidente nacionalista, mirando los intereses de la comunidad autónoma. Ahora, si la estrategia de JM Soria con esta ruptura del pacto CC-PP es posicionarse en mejor situación cara a los comicios municipales y autonómicos de mayo 2011, me parece una actuación de principiante, extersionada y arriesgada para los intereses generales del PP en Canarias. Es mi modesta opinión como analista de la realidad política canaria. Soria con esta actitud envía a su partido a unos cuarteles de invierno, donde, por cierto, se pasa mucho frío. La primavera próxima aún está muy lejos en el tiempo y sería de futurista contemplar, por ahora, un beneficio electoral del PP. En muchos sectores se percibe que la intuición de Soria puede jugarle una mala pasada, como así ha ocurrido en otras legislaturas, donde cometió errores de bulto. Sirva de ejemplo cuando el PP lanzaroteño perdió la presidencia del Cabildo de Lanzarote por una estrategia equivocada del líder popular y sus más leales allegados. El tiro le salió por la culata cuando Francisco Cabrera “reinaba” plácidamente y rompió el pacto con CC. No suelo entrar en las decisiones internas de los partidos, si ello no tiene repercusión en la gobernabilidad de cualquier administración pública. Esta ruptura del PP trastoca el Gobierno de Canarias, Lanzarote pierde a la consejera y viceconsejera de Turismo y, por ahora, no sabemos si Paulino Rivero nombrará a un consejero conejero. Asimismo, CC debe de contar con apoyos del Psoe hasta las próximas elecciones, porque me imagino que, en el pensamiento de Soria, es propiciar una oposición férrea contra el ejecutivo canario para arañar votos en el ámbito nacionalista y captar a los indecisos que votaron socialismo, en las elecciones de mayo/07.
Sólo esperar que CC de Lanzarote imponga su fuerza para que haya un reparto equitativo en los cargos públicos y la isla pueda contar con unos de sus hombres o mujeres. Son tiempos difíciles y el paro en la isla tiene índices muy adversos. Apelo a la integridad y ecuanimidad del Presidente Paulino Rivero y su sensibilidad con las islas no capitalinas.