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OPINIÓN. Caos previsible, tercermundismo galopante

DESDE MI ISLA ATLÁNTICA. Por Antonio Coll

La historia se repite y el caos, cuando un temporal mediano afecta a la isla de Lanzarote, se convierte en impotencia y gran enojo para miles de familias, empresarios y conductores. Asimismo el Puerto de Los Mármoles queda inactivo y determinados vuelos son desviados a otros aeropuertos canarios. No es la primera vez y, lamentablemente, no creo que la situación vaya a cambiar cuando de nuevo la climatología sea adversa y caen “cuatro gotas”. Ciertamente, es triste que en el siglo XXI, una isla declarada Reserva de la Biosfera, que con el boom turístico permitiera un desarrollo económico desbordante y unos ingresos importantes y sustanciales a las arcas públicas, aún así, suframos las consecuencias graves de una “normal borrasca”. Solo poner el ejemplo del flamante Palacio de Justicia, inaugurado hace apenas cinco años y tuvo que ser desalojado el personal por las inundaciones. Yo pregunto, ¿los técnicos que diseñaron el edificio no tienen ninguna responsabilidad? Y más cuando se trata de una obra pública. Aunque da lo mismo, me supongo que la ley será igual para una obra civil privada o pública. Porque cuando una obra se termina debe de dar el visto bueno los técnicos para la correspondiente licencia de habitabilidad. Desde hace 20 años hemos estado padeciendo los mismos problemas pero nunca se ahonda en los mismos, solo se parchea y así nos va. La Isla se convierte en un caos y solo las lamentaciones sirven para consolar a un pueblo cabreado, enfurecido y quemado de tantas promesas incumplidas y de tantas negligencias cometidas por unos y por otros, pero siempre sin que se tomen medidas para pedir responsabilidades civiles y penales. El incremento poblacional y el caos urbanístico de ciudades como Arrecife, por la carencia de un Plan General Urbano actualizado –recuerden que el grupo de gobierno de Arrecife conformado por socialistas y pilistas tiró abajo el mismo cuando estaba aprobado inicialmente en la anterior legislatura-, pone en evidencia las nefastas políticas practicadas y el desastre insostenible de una isla maltratada. Por otro lado, las deficiencias de la red de saneamiento, la falta de previsión en las nuevas obras que se está ejecutando en la nueva carretera de Arrecife-Tahíche inundó el puente en la entrada a la ciudad, como el puente próximo a los Cuarteles militares porque la tubería de un metro de diámetro es insuficiente para evacuar los 20 litros por metro cuadrado que cayeron en apenas quince minutos. Lo que se traduce que las infraestructuras están hechas para un “chirimiri” pero no para una “lluvia normal”. Igualmente las alcantarillas se desbordaron y las aguas fecales recorrieron las calles, causando olores nauseabundos. En definitiva, el impacto de la borrasca dejó de nuevo su huella en una Isla que pide a gritos soluciones porque está ya bien de “acordarse Santa Bárbara cuando truena” aunque, en esta pequeña porción de tierra, llamada Lanzarote ni esa frase proverbial sirve de advertencia para corregir las “malas prácticas” y negligencias de los responsables de las obras e infraestructuras realizadas en la isla.
En fin, solo esperar que los factores climáticos “normales” como una fuerte borrasca no paralice a una isla ya fuertemente castigada por muchos incapaces representantes públicos. Es cierto que las lluvias fueron intensas pero eso ocurre en muchas zonas civilizadas del mundo y no tiene porque limitar o impedir la actividad de una sociedad moderna, con todos los adelantos científico-técnica en la meteorología, que con tiempo suficiente predice de fenómenos climáticos adversos. Otra cuestión son las infraestructuras mal hechas y sin prever potenciales cambios del tiempo para limitar sus efectos. Y la realidad es que la isla tambalea cuando una borrasca más o menos un poco intensa afecta a Lanzarote. Tercermundismo galopante. Isla de catetos, cafres, perversos y corruptos.

PD: En vista del papel que juega determinados técnicos, en mi opinión recomendaría que para conceder el permiso de habitabilidad-apertura de un edificio o puente, sea exigible forzosamente el visto bueno del cuerpo de bomberos y seguridad civil. Estoy seguro que otro gallo cantaría.

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