OPINIÓN. Ciudadano Corujo

Por Juan José Romero
Foto: Kepa Herrero
Este sábado 7 de julio, a las 20.30 horas, en el Teatro Insular de Arrecife, Don Antonio Corujo corona su atalaya. Presenta su disco más importante, “El Salinero. Coplas de Víctor Fernández”, asumiendo el papel de protagonista, por primera vez, en el espacio cultural más importante de su ciudad y ante sus vecinos. La altura, y la panorámica visible desde esa cota, se corresponde con un recorrido vital de casi ochenta veranos, con timples y lapas a mano, cantando folías, malagueñas, seguidillas… llevando alegría, crítica y melancolía por todos los rincones de Lanzarote, de Canarias y escenarios de una decena de países, en actuaciones en solitario, parrandas, rondallas y ranchos de pascua; después de infinidad de jornadas de investigación, creación, ensayo y divulgación, y, sobre todo, de amistad con la gente clave de la identidad, la cultura y el folklore canario…Nanino, Blas, Totoyo, Elfidio, Dacio, Olga, Morera, El Colorao…Forma parte de una clase afortunada de canarios que por su dedicación profesional o artística es apreciado en cada una de las islas.
Además, el trato y el conocimiento de gentes de todo el mundo, como emigrante y como artista, lo convierten en un sabio popular. Una amiga lo ve como el hechicero de una tribu. Su saludo alegre, al fresco de la mañana, cuando lo encuentra por la calle Fajardo, en su trayecto diario a pie entre Titerroy y su barbería de La Plazuela, significa protección y sentirse parte de su comunidad y de sus valores. Por eso también, a los que nos gusta teclear de vez en cuando, nos resulta tan agradable escribir y destacar las cualidades de gentes como Don Antonio, ciudadano ejemplar, trabajador, honesto, independiente y competente. Y es aquí donde hay que subrayar su iniciativa personal para imaginar y desarrollar proyectos, la que le ha llevado a ser reconocido para siempre dentro y fuera del contorno insular.
Su vuelo libre en el cielo del folklore isleño le llevó un buen día a imaginar un papel original dentro de la música canaria, fuera de rondallas y de parrandas, aprovechando los conocimientos adquiridos de sus antepasados. Así brotó su genialidad para mantener siempre actuales las coplas punzantes del salinero Víctor Fernández, y su encomiable dedicación en las escuelas canarias para despertar el interés por la música tradicional en los ciudadanos del futuro. Paralelamente, Don Antonio encontró en el teatro una fuente para enriquecer sus actuaciones, convirtiéndolas, en el buen sentido de la palabra, en todo un espectáculo, creciendo así su talla como artista.
Con estos rasgos, no resulta difícil imaginar la dimensión de su popularidad si hubiera nacido en una tierra con música tradicional más reconocida fuera de sus fronteras, caso del flamenco. En este repaso, tampoco hay que obviar otra gran obra de este señor, como ciudadano de referencia: su propia familia. Entre su esposa, sus dos hijas y sus tres hijos, se encuentran cantadoras excepcionales, integrantes de corales, profesores de música, fabricantes de instrumentos, intérpretes musicales y, especialmente, alguien con capacidad para desempeñar un liderazgo cultural importante en Lanzarote en las próximas décadas, el maestro y músico Toñín Corujo, quien dirigirá esta histórica actuación. Nos vemos allí. La trayectoria de Don Antonio se merece el respaldo masivo de la buena gente de esta isla, así como la adquisición de un trabajo discográfico que es tan Lanzarote como la lava y esa boca en el poniente, de mar y sal, en Janubio, donde se inspiró El Salinero.