Domingo, 14 Diciembre 2025
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Soluciones imposibles. Por José Ignacio Sánchez Rubio

Resulta indiscutible que las dos primeras actividades desarrolladas por el ser humano, desde el comienzo conocido de la humanidad, son la economía y la política.

La primera, en cuanto a que el hombre dedicó todas sus habilidades, a conseguir comida, vestido y vivienda, necesidades primordiales que siguen vigentes. La segunda, en cuanto a que, también desde el comienzo de los tiempos, existen ya rastros de la obsesión del hombre, por someter a sus vecinos, dominándolos por la fuerza o con astucia, para conseguir que, de forma directa o indirecta, trabajasen para él.

Y es curioso como ambas ciencias (o actividades), la economía y la política, generan leyes implícitas y no escritas, que se encuentran latentes en ellas, formuladas por el hombre pero sin base empírica. Y esas leyes de la economía y la ciencia, que no ha creado nadie pero que rigen inexorablemente el desenvolvimiento de ambas, son las que impiden que las cosas sean de otra forma.

Curiosamente, cada una de estas leyes no escritas (la mano invisible que refería Adam Smith), genera en el pueblo su correspondiente refrán, que es la manera filosófica de expresar, de forma no científica pero filosófica, el resultado de la observación de los fenómenos de la naturaleza. De esa forma, hay un refrán para referirse al principio de la economicidad: Si saco y no pongo, pronto le veo el fondo. O para el control económico: El ojo del amo, engorda el caballo. Obviamente, también la política tiene sus refranes y así, Jardiel Poncela decía que: El que no se atreve a ser inteligente, se hace político; o aquel otro: Dime por quien votarás, y te diré cuanto te robaran.

Y es cierto que la economía, que es lo que hace el ser humano sin darse cuenta, de la misma forma que el burgués gentilhombre, de Moliere, llevaba cuarenta años hablando en prosa sin saberlo, mas que una actividad consciente no es otra cosa que la respuesta instintiva que nos da la andorga, cuando nos pide que la llenemos. Pero no me atrevería yo a predicar eso mismo de la política, porque lo considero una necesidad relativa. A ver, cuando llega el mediodía, nuestro estómago nos dice con gritos insonoros que quiere comer; pero, que yo sepa, a nadie le zascandilean las neuronas, pidiéndole a gritos un político. Eso más bien se deriva, como argucia económica, de la necesidad de los estómagos de los políticos, de calmar su griterío y el de otros muchos estómagos agradecidos. Por eso, creo que esto de la política es un invento de los vagos, para vivir a costa de los laboriosos; algo así como el que, con tal de no dar golpe, hace lo que sea por laborioso que resulte.

Eso si, y lo digo ahora que el gorila rojo acaba de ir a reunirse con el General Franco, si damos por supuesto que solo existe el cielo; una vez que el político descubre la triquiñuela, se encastilla en un poder que él mismo ha inventado, se rodea de títulos, honores y parafernalia, y convierte en suyo lo que realmente no lo es, por la fuerza de impedirnos que le echemos. Y se hace dueño de vidas y haciendas, llámese rey, presidente o de cualquier otra forma pero, en el fondo, conoce muy bien aquel otro refrán económico que dice: Hacienda, tu amo te atienda y si no, que te venda. Y como el considera que el país es su hacienda, quiere atenderla el solito y procura eliminar, a cualquier precio, a los que pueden desbancarle y ocupar su lugar. Y por eso, espía a los demás para chantajearles, o quiere separar el terreno que ocupa de aquel otro en que se encuentra integrado, o… Y lo peor, porque los males nunca vienen solos, es que, al final, se cumple aquel otro aforismo que dice que otro vendrá que bueno te hará.

Es por eso que quiero hacerles meditar. Nos encontramos sumidos en un callejón sin salida y, a no mucho tardar, nos daremos cuenta que nuestra vida se reduce a una sola cosa: Servir a los políticos; o lo que es lo mismo, trabajar para ellos y morir por ellos. Y a eso señores, desde que el mundo es mundo, se lo ha denominado esclavitud. Solo que esta es una esclavitud de tontos, a los que les los políticos han hecho creer que son libres y por eso, al mas puro estilo del marketing, han cambiado el vocablo y ahora lo llaman democracia. Pues maldita democracia esta.

Y por eso también, les invito a afirmar conmigo, que el oficio mas antiguo del mundo no es el de meretriz, yo sostengo que es el de político. A no ser, que estemos hablando de la misma cosa.

Abogado y economista. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.



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