Domingo, 14 Diciembre 2025
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DESDE MI ISLA ATLÁNTICA. Por Antonio Coll

De nuevo los dirigentes de las centrales sindicales “mayoritarias” han convocado una huelga general en todo el Reino de España y territorios de ultramar para el próximo miércoles día 14. Como anécdota, expongo que coincide con el Día Mundial de la Diabetes, en conmemoración al descubridor de la insulina en 1922, Frederick Banting. Fue también un 14 de noviembre de 1996 cuando España se integró en la OTAN.

Percibo que el 14 de noviembre de 2012 pasará a la historia como una huelga general “despeinada”, independientemente de la participación que todos ya sabemos las dispares cifras que ofrecen entre los convocantes y las oficiales. Pero el fondo de la cuestión es preguntarse si en la gravísima coyuntura económica actual es necesaria y el país se lo puede permitir. De efectividad, puedo adelantar que tendrá nula consecuencia porque las medidas que se están tomando, por muy crudas que sean, servirá para ordenar un estado del bienestar que como se ha visto es imposible de mantener si no es arruinando a las empresas privadas y a los propios trabajadores de ellas. Si hablamos en positivo, es la primera vez que se está reformando, en profundidad, el sector público y las propias administraciones públicas. El llamado Estado del Bienestar ha fracasado y, precisamente, ha sido uno de los culpables del desastre económico. No nos engañemos. Se puede escoger muchos factores que han conducido a la crisis que se inició a finales de 2007, pero “gracias” a ella también se ha descubierto otros males –agujeros negros- que estaba incrustado en el propio Estado y sus administraciones autonómicas.

En el Reino de España existen 3.050.000 asalariados del sector público, de los cuales unos 700.000 no son funcionarios. Los sueldos y las desorbitadas pagas extras hay que pagarla con dinero que recauda el Estado, vía impuestos. La sanidad, la educación y un largo etcétera igualmente se financian vía tributos. De la economía real, -las empresas, autónomos y trabajadores privados-, se nutre el propio Estado. Si este “ordeña” en demasía a la “cabra” pues el resultado es que el animal no dará más leche o fallece.

Voy a poner un ejemplo más cercano: Inalsa. Independientemente de la nefasta gestión de sus directivos, uno de sus males han sido los privilegiados convenios colectivos que gozaba la desmesurada de su plantilla. Esos convenios se firmaban por parte de los políticos de turno muy alegremente, muchas veces con alevosía y nocturnidad, naturalmente, siempre bajo la complicidad y presión sindical. Los propios dirigentes sindicalistas al pedir el “oro y al moro” ¿no sabían que estaban llevando a la empresa a la ruina?¿Sus representantes en el Consejo de Administración no tenían suficiente información para impedir cada año más privilegios y reivindicaciones insostenibles? ¿No se percataban que Inalsa estaba naufragando en sus propias aguas?

Y qué decir de los Centros Turísticos, ¿lo mismo? Pues sí. Ya decía en una reciente entrega de que ignoraba las veces que exponía mis convincentes razones de la imposibilidad de que los CACT, pudieran sobrevivir bajo el manto de un modelo estructural económico absolutamente obsoleto, corporativista y derrochador, sin control en las cuentas de ingresos y gastos y una plantilla sobredimensionada, sobre todo en el sector de restauración, actualmente insostenible para las arcas de el Cabildo. Es decir la “quiebra” estaba anunciada desde hace muchísimos años. Ahora la deuda acumulada asciende, si la memoria no me falla, en unos 16 millones de euros. ¿Los dirigentes sindicalistas, que tenían sillón en el consejo de administración, no poseían los datos? ¿No sabía que el tenebroso modelo era insostenible? ¿En parte, no se han convertido en los dueños y señores de la empresa pública? ¿Tengo yo que pagar con mis impuestos a camareros, cocineros, fregachines, asesores y directores? ¿Es admisible que se haga una competencia desleal a la iniciativa privada? ¿Es admisible que un trabajador privado cualificado gane menos que el último trabajador contratado “a dedo” en los Centros?

Miren, se puede echar la culpa a la clase política dirigente, y a todos los que ustedes quieran, pero el mal está en las legislaciones laborales leoninas y permisivas, al permitir a empresas públicas convenios abusivos y viciados en favor del clientelismo y supuesta captadora de bolsas de votos para el partido político correspondiente. Por eso digo que de esta profunda crisis se puede obtener soluciones positivas para toda la sociedad civil, y será esta la que creará la propia sociedad del bienestar, porque no esperen que el estado, sus administraciones y monopolios públicos puedan mantener el statu quo establecido antes de la crisis.

Yo comprendo a los dirigentes de los sindicatos. Cambiar el modelo sería su tumba, porque viven de las subvenciones públicas y no de las cuotas de sus afiliados, recaudación insignificante para mantener todas sus infraestructuras. Los sindicatos son necesarios pero deben de ser libres, pragmáticos y no cautivos de una clase dirigente pancista. Decididas reformas y potenciando a la sociedad civil del bienestar, es exigible si quieren perdurar, porque en estos tiempos han quedado obsoletos, pocos eficientes y muy desprestigiados.

En mi opinión la huelga del 14-N es oportunista y va en perjuicio de la propia economía real.


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