Domingo, 14 Diciembre 2025
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DESDE MI ISLA ATLÁNTICA. Por Antonio Coll

Antes que nada felicitar al PP de Lanzarote y de Canarias por el titánico triunfo en las Elecciones Generales 20N. Solo espero que los representantes canarios populares, en las Cortes Españolas, den la talla y trabajen por el interés general de unas islas que necesitan más que nunca avanzar, en el nuevo orden político-económico, con nuevas estrategias, para superar y salir del grave escollo en la que se encuentran, después de las tragedias económicas que viven los pueblos, por culpa de los que dibujan las macroeconomías, en beneficio de los “mercaderes” y grupúsculos oscuros.

Las pasadas elecciones generales, en Lanzarote, han dejado muy tocados a determinados partidos, sobre todo, a Coalición Canaria, cuyas expectativas estaban en alza, después de las últimas elecciones municipales y autonómicas. Una campaña mal dibujada por los estrategas o especialistas en marketing, conociendo la “marea azul” y los repetitivos sondeos que daba una ventaja abultada al PP, no consiguieron parar la ola, como si lo hizo Convergencia i Unió en Cataluña, por doble partida, incluso, superando al PSC, generalmente, partido mayoritario en Cataluña. A mi parecer, CC en Lanzarote cometió dos errores: presentar a unos de sus mejores baluartes, -Pedro San Ginés- en los comicios al Senado, con los riegos que ello conllevaba, y el otro, no haber llegado a un acuerdo con el PIL. Pienso que en las pasadas elecciones municipales y autonómicas, el siempre voto oculto del PIL, una buena parte, fue para CC, con el objetivo de castigar al PSOE, a quien responsabilizan de la situación de su histórico fundador Dimas Martín. También la equivocación de CC de no pactar con el partido ganador de las elecciones en Arrecife -PP- , obligando a los populares llegar a un acuerdo con los socialistas, digo que ese cúmulo de actuaciones, pudo influir para el arrollador triunfo del partido que lidera Astrid Pérez en Lanzarote. Y lo peor de los nacionalistas es que el candidato socialista, Orlando Suárez, superó también al actual Presidente del Cabildo. No se puede echar ahora la culpa a la bipolarización porque eso es conocido, desde que comenzó la democracia en España, después del régimen franquista. Por su parte, el PP diseñó una buena campaña y colocó como candidato al Senado, a un joven y desconocido Oscar Luzardo, y el acierto fue pleno. Igualmente, el PSOE insular aguantó bien y se colocó en la segunda fuerza en la isla. La deriva en el ámbito de España, aquí lo pudo contener.

Ahora lo que se pide es prudencia a los ganadores. Que Mariano Rajoy gestione lo mejor posible la economía, con actuaciones de alta velocidad porque el Estado Español no puede perder un minuto de tiempo. La herencia que le deja el gobierno de Rodríguez Zapatero es catastrófica, aplastado por falta de visión de futuro, una dosis de altanería estúpida y un despilfarrador del dinero público. Ahora se paga las consecuencias. Si hace dos años hubiese hablado claro al pueblo, con actitud convincente y convencido de que había que tomar medidas drásticas, en muchos ámbitos de la administración pública y realizando profundas reformas, en sectores prioritarios para frenar el sangrante paro y la creación de puestos de trabajo, otro gallo cantaría y hubiese conseguido, atenuar el abismo que ya se estaba percibiendo mucho antes de las elecciones de mayo y, por supuesto, las del 20N. Ahora debe de enfrentarse también a un “golpe de estado” que la vieja guardia socialista ha emprendido desde distintos foros, pero, principalmente, a través de un fuerte grupo de comunicación, afín a la socialdemocracia española, en la que, recientemente, editorializaba con la frase: “Márchese Sr. Zapatero”, después de siete años bendiciendo sus actuaciones.

Mariano Rajoy, al margen de partidismo, tendrá que se sensible con Canarias, al margen del mayoritario respaldo popular. Es de esperar que José Manuel Soria, igualmente triunfador en las islas, con 9 diputados de quince, -entre ellos el lanzaroteño Francisco Cabrera-, imponga su influencia y gestión, alejándose de las supuestas desavenencias con el actual Gobierno de Canarias, y, de esa forma, conseguir para las islas el protagonismo que se merece. Su labor será determinante para conseguir un nuevo modelo económico y fiscal para Canarias y la creación de puestos de trabajo, actualmente con una cuota de desempleo de las más altas del Estado.

Ahora se apela al pragmatismo y estabilidad política y, entre todos, hacer esfuerzos para que Canarias remonte y avance hacia una nueva etapa, donde la ilusión retorne a los dos millones de habitantes que puebla la comunidad canaria. Solo esperar que el nuevo orden político-económico el que dirigirá Mariano Rajoy, desde la presidencia del Gobierno Español y, aquí, el actual presidente canario, Paulino Rivero, dé sus frutos a corto y medio plazo. Atrás queda el nefasto zapaterismo económico. Una gran mayoría ha votado por el cambio. Que pronto lo veamos. Un cambio transparente y con mensajes claros, aunque se utilice la tijera y, si hace falta, el hacha, si ello nos lleva por la buena dirección para salir del atolladero crítico en la que nos encontramos.


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