OPINIÓN. Encuestas, espiral muy peligrosa
DESDE MI ISLA ALTANTICA. Por Antonio Coll
Estoy seguro que si el grupo de gobierno de Arrecife, en la época de María Isabel Déniz, no hubiese actuado con diligencia y prontitud, el Parque Islas Canarias y el Arrecife Gran Hotel, hubiese seguido como un estercolero más de la capital. Fíjense ustedes que para actuar, en esa zona privilegiada del frente marítimo de Arrecife, se tardó más de diez años. En las actuaciones del Parque se puede opinar, en cuanto se pudo hacer mejor, pero la realidad es que se recuperó y hoy sirve para disfrute y bienestar de los ciudadanos. Pero la asignatura pendiente más importante ahora de la capital de la isla es toda la zona de Puerto de Naos y Charco de San Ginés y el grupo de gobierno del Ayuntamiento, dirigido por Cándido Reguera, tiene que pisar bien fuerte el acelerador para actuar y planear urbanísticamente una zona degrada que podría ser el orgullo de la ciudad para residentes, el turismo y viajeros de cruceros. No podemos seguir año tras año mirando al cielo. A los gobernantes del Ayuntamiento de Arrecife les pido que estén convencidos de lo que quieren y que sean convincentes, a la hora de tomar decisiones. Realizar ahora una encuesta para saber que opina los ciudadanos sobre el Islote del Francés u otras zonas me parece bien, pero si implantamos estas fórmulas para decidir, en cada momento, lo que se debe hacer en la ciudad, estaríamos en una espiral muy peligrosa y los proyectos se externalizan cuando el tiempo apremia para que Arrecife salga del vagón de cola en la que se halla.
Yo estoy seguro que la mayoría de de los residente en Arrecife están convencidos que la ciudad debe de ir creciendo con planes urbanísticos y arquitectónicos que tengan criterios racionales. Porque ahora abrir un debate o realizar una encuesta es crear un precedente. Los políticos son lo representantes de la población y se les ha elegido para que tomen decisiones en beneficios del interés general. Cualquier obra está a expensa de subjetividades, pero eso ocurre en todas las facetas de la vida. A mi me puede gustar un cuadro y al vecino de al lado no. Pero si a mi me gusta, lo compro y “santas pascuas”, no estoy preguntado a los demás si les gusta, porque estoy seguro que no lo compraría. En temas urbanísticos ya se sabe, nunca los planes pueden contentar a todos, pero una ciudad no puede estar paralizada por opiniones no siempre razonadas.
Arrecife tiene que seguir su rumbo y encontrar fórmulas imaginativas con arquitectos y urbanistas afamados para dar respuestas a demandas que la población pide a gritos, no solo para el disfrute sino por el interés económico que ello conlleva.
Arrecife debe de quitarse de encima sus complejos y apostar ciegamente por su futuro, que siempre será mejor que dejarla a la deriva y sin rumbo. El Islote del Francés, Puerto Naos, Puerto Deportivo y el Charco de San Ginés están esperando, urgentemente, que el grupo de Gobierno de Arrecife se defina y actué. Para eso debe estar convencidos y ser convincentes a la hora de exposición pública de sus proyectos. Las encuestas vamos a dejarla para las elecciones u otros ámbitos del marketing.
El desarrollo de Arrecife necesita activarse con iniciativas y actuaciones verdaderas. Hay que dejar a un lado las filosofías baratas que solo sirven para perder el tiempo y marear la perdiz. Gracias a promotores que quieren invertir en la ciudad, el nombre de Arrecife empieza a sonar pero para bien. No seamos bobos y permitamos que esos inversores se vayan con su dinero a otros lugares. Y menos en los tiempo difíciles que vivimos.
El Arrecife del siglo XXI nos pertenece a todos. No perdamos las oportunidades que se nos ponen en bandeja.