Domingo, 14 Diciembre 2025
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DESDE MI ISLA ATLÁNTICA.Por Antonio Coll

Las relaciones internaciones es una cuestión, muchas veces, difíciles de comprender, ya que en la mayoría de las ocasiones, las apariencias empañan la realidad y debemos aprender a interpretar verazmente todas las informaciones que los mass media publican o emiten, sean de un país o de otro.
Con los incidentes protagonizados en los puestos fronterizos entre Melilla y Marruecos, de nuevo ha salido a la palestra las “convulsas” relaciones entre los Reinos de España y Marruecos. No obstante, dichos incidentes solo es una anécdota, escenificados si se quiere con tintes dramáticos pero no es el fondo de la cuestión, entre las relaciones de ambos Estados soberanos. Desde que España abandonó, -en 1975- el Sáhara Occidental, surgido en 1958 con la unión de los territorios Rio de Oro y Saguia el Hamra, la zona se ha convertido en un permanente conflicto, una vez que el Reino alauita ha rechazado celebrar un referéndum de autodeterminación, marcándose una hoja de ruta, donde se contempla un “plan de autonomía” para la ex colonia española. Si España respaldase directamente este proyecto, estoy seguro que las relaciones entre ambos países serían más fluidas y desaparecerían todo acto de conflictividad, muchas veces provocado por el propio gobierno marroquí para presionar a España con la intención de que el gobierno español se adhiera oficialmente, en los organismos internacionales, de la propuesta de Mohamed VI. Por eso digo que hasta que no se resuelva el problema de la regionalización del Sáhara por parte marroquí, seguirán los incidentes en las ciudades autonómicas españolas de Melilla y Ceuta, con extensión también a las Islas Canarias. Los acuerdos tripartitos de Madrid y las resoluciones de la ONU, en los actuales momentos, son papeles mojados. En este sentido, el Gobierno Español no puede seguir con la política de “medias tintas” y sugiero que debe estar convencido y ser convincente en su política con el Sáhara. No se puede eternizar un problema que afecta directamente a las Islas Canarias, además de los territorios españoles asentados, precisamente, en Marruecos. Todos los que tenemos un poco de raciocinio, sabemos que un Sáhara independiente es utópico, no solo por los grandes intereses económicos y estratégicos de países como Francia, EE.UU. y otros, sino que podría ser contraproducente para las Islas Canarias, Ceuta y Melilla. Abrir el Sáhara a un nuevo país que sería títere de Argelia, sería un suicidio para los intereses canarios. En mi opinión España debe de negociar la entrega definitiva al Reino de Marruecos el Sáhara, naturalmente, Mohamed VI debe de ofrecer contrapartidas no solo a España sino también a Canarias. El pueblo saharaui sabe perfectamente que con una plena autonomía pueden vivir con un alto nivel de bienestar. Por otro lado, a los canarios se les presentaría un panorama muy alentador con un Sáhara desarrollado. En la ex colonia española hay muchas riquezas y es una pena que no sean explotadas oficialmente después de 35 años de descolonización. Por cierto, una descolonización que tuvo sus responsables españoles, civiles y castrenses, con sobornos incluidos. Pero este tema espinoso queda para los historiadores. Ahora lo que urge es cerrar un problema y el Gobierno Español debe comprometerse abiertamente con el porvenir de un territorio que está solo a 100 kilómetros de las islas e, igualmente, resolver la cuestión de las aguas jurisdiccionales, un problema grave porque Canarias no es un estado soberano, circunstancia que se debería esclarecer, si España toma la decisión de despejar el horizonte, revisando su política exterior y apoyar en la ONU el plan autonomista, propuesto por el Reino alauita para el Sáhara Occidental. Una propuesta en creciente apoyo internacional.
El Gobierno de Canarias también debería marcar su hoja de ruta, apoyando el plan autonomista y alejarse de posturas frívolas y populistas que solo conduce a posibles recrudecimientos belicistas, con el peligro que ello conllevaría al sector turístico, pilar y motor de la economía actual canaria. Mi postura es pragmática y, además, sabiendo como se las gastas algunos gobiernos de España, es mejor estar prevenido y atar bien el futuro de las islas.


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