OPINIÓN. Espino, no dimitas
Por Carlos Serenelli
Espino, por favor, no dimitas. Creo sinceramente que lo mejor para la isla es que sigas en esos cargos. Y es más: mejor aún sería que encabezaras la lista del PSOE para la primera corporación insular en las próximas elecciones.
Me explico: una hipotética dimisión tuya y tu no presencia como cabeza de lista en las próximas elecciones supondría de cara a la opinión pública un ‘lavado de cara’ del PSOE, una supuesta purga, cuando en realidad no sería tal. De nada valdría que te ‘borrases’ de la escena política si en realidad, como temo ocurriría en tal caso, seguirías manejando al partido desde las sombras, desde las mismas sombras desde las que codirige al PSOE el buffete de La Plazuela, y bajo los postulados de no dejar hacer nada en la isla para que los amiguetes se sigan enriqueciendo gracias a que aquí nadie mueve una piedra.
Si dimitieses, Espino, la ciudadanía, el electorado, podría creer que estamos ante un nuevo PSOE. Y eso tiene un riesgo muy alto, ya que puede generar una adhesión de los votantes a un cambio de rumbo del partido que no sería tal. Y por lo tanto, si a partir de ese creencia tú y el resto de tu sector dentro del socialismo lanzaroteño volviesen a la primera línea del gobierno insular, Lanzarote volvería a quedar sumida en la parálisis total, en la no respuesta a las demandas y necesidades de esta isla, en el no hacer nada a no ser que beneficie a algún amiguete del socialespinismo, en el negocio del discurso de la falsa defensa de la sostenibildad y el medioambiente que a ti tanto te gusta para defender otro tipo de intereses, que ni quiero saber mucho cuáles son y que me hacen evocar la creciente moda en los supermercados de decir que defienden el medioambiente para en realidad cobrarnos las bolsas de la compra; o de los hoteles, que argumentando también supuestos motivos medioambientales, lo que quieren en realidad es gastar menos dinero en lavar toallas.
Lo mejor que le puede pasar a Lanzarote es que “tu” PSOE vaya a las próximas elecciones ‘a cara descubierta’, contigo, Carlos Espino, al frente, para que el electorado tenga bien claro qué impulsa y qué propone ese partido, y sean los votantes quienes decidan.
Por favor, Espino, no dimitas, ni pongas ni dejes poner a la cabeza de las listas del partido en la próximas elecciones, como ya has hecho, a una Manuelota, un Miguelete, un Joaquinete, o un Juanndelospalotes, con pinta de ‘independiente’ o que nadie conozca, para disfrazar que en realidad se trata de más de lo mismo. Y lo digo, te voy a ser sincero, Espino, porque estoy convencido de que si el PSOE va así, a cara descubierta, contigo y todo lo que representas como bandera, “tu” socialismo se va a pegar la mayor estrellada electoral de su historia en la isla. Y creo que esa estrellada –te lo debo también confesar, Espino- va a permitir que esta isla no vuelva a la parálisis, sino que por el contrario, se sigan haciendo cosas, o al menos se intente; y de que se busquen verdaderas soluciones a los problemas reales, o al menos se intente.
Esto, claro, siempre y cuando la dirección regional de tu partido no decida apartarte de tus cargos, en cuyo caso sí podríamos estar ante un cambio real en el PSOE lanzaroteño.
Discrepo además con quienes dicen que por “coherencia” tú deberías dimitir. Si realmente eres coherente, Espino, no dimitirás, ya que has demostrado sobradamente, sobre todo en este último año y medio, cómo has hecho del “arte” de la manipulación de las actuaciones judiciales tu principal arma.
Cuando los imputados por la Justicia –en muchos casos por supuestos delitos de mucho menos enjundia que por los cuales tú estás ahora imputado, y en algunos casos sin siquiera haber imputación- fueron de otro partido, tú, Espino, y tu gente, decidieron romper el pacto y condenarlos a la hoguera.
Cuando los imputados fueron tus adversarios dentro de tu propio partido, es decir los que quieren o han querido un socialismo distinto al de tu espinismo-buffetismodelaplazuela, tú y tu tropa de tontones útiles se los han quitado del medio en nombre de los “estatutos” del PSOE, que según tu interpretación, dicen que hay que apartar del partido a quienes estén imputados o sospechados de corrupción, y por eso los has expulsado.
Pero cuando los imputados fueron integrantes del riñón de tu espinismo, como Rubén Placeres (quien aparece en el sumario del caso Unión en la transcripción de una conversación telefónica intervenida por la Justicia, prometiéndole varios miles de euros a Ubaldo Becerra, en medio de la apertura ilegal y supuestamente prevaricadora cuanto menos del Teatro insular), tú, Espino, calificaste ese supuesto delito penal de supuesta falta administrativa, y no sólo no se tomó ninguna decisión hacia ese consejero, sino que el partido hasta poco menos que le condecoró.
Por eso, siguiendo tu actitud reiterada de condenar pública y políticamente a los cargos o militantes imputados si no son tus amigos, y de defender a muerte a los imputados que sí son tus amigos; tú, Carlos Espino, si eres coherente, no debes dimitir; debes seguir en tu cargo y debes seguir mandando a tus tontones útiles a cargar contra todo lo que se menee y no lleve el signo del espinismo, utilizando tus vergonzos altavoces mediáticos, que igual les da que los escritos de esos tontones contengan descalificaciones personales. Y a cargar más aún contra quienes plantean tu caso como lo que es, ni más ni menos, ya que eres un político imputado de supuestos actos de corrupción por un juez que considera que hay indicios racionales de que pudiste haber cometido esos delitos. Ahora se te juzgará y se verá, como en este y todos los demás casos, si realmente cometiste esos delitos o no. Sigue, mientras tanto, mandando a tu Miguelete a descalificar a la prensa que no te gusta, a descalificarnos; que yo ya sé bien y me consta las que se gastan tú y tu buffet amigo (que por cierto, ‘conozco’ por dentro), y que cuando quieras te las recuerdo, a ti y a tu buffete amigo, si hace falta.
Por eso, Espino, no dimitas. Te lo pido por favor. Y si me permites, te pido otro favor: haz que Miguel González también encabece alguna lista.