Domingo, 14 Diciembre 2025
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DESDE MI ISLA ATLÁNTICA. Por Antonio Coll

No es mi intención en esta entrega hablar del desafío separatista canario al Estado Español porque, y es obvio, el pueblo canario no está ‘preparado’ cultural y psicológicamente para reivindicar ni siquiera el derecho de autodeterminación o constituirse en un Estado Libre Asociado. Las aspiraciones en los actuales tiempos sólo pasarían por potenciar el autogobierno y volver al sistema de ‘puertos francos’ de antaño. Los enfrentamientos verbales entre los gobiernos de Canarias y España por las cuestiones del petróleo y los recortes ‘brutales’ contemplados en los Presupuestos del Estado para el 2012, obviando los derechos de las islas recogidos por la Constitución vigente de un trato diferencial con respecto a las demás comunidades autónomas, sí pueden hacer resurgir en determinados sectores de la sociedad canaria un ‘anti-españolismo’, pero sin consecuencias serias que pongan “nerviosos” a los gobernantes del Estado y Gobierno Español.

Hay una posibilidad, gracias a las actitudes de exigir un ‘trato singular’ a Canarias por su lejanía y el alto paro, de que en el Congreso de los Diputados se acepten enmiendas para mejorar las partidas en los capítulos hidráulicos, carreteras, empleo y políticas sociales. El ministro canario, José Manuel Soria, sabe perfectamente que al Partido Popular no le es rentable seguir con los desencuentros España-Canarias y más cuando el PP consiguió en los dos últimos comicios resultados históricos. Las declaraciones del presidente canario, Paulino Rivero, en referencia a las ‘medidas excepcionales y de emergencia’ que deberá tomar su Gobierno para amortiguar ‘el brutal tijeretazo estata’” que puede ascender o superar los 800 millones de euros, estoy seguro que harán reflexionar al Ejecutivo de Mariano Rajoy por lo que intentará “suavizar” el caldeado ambiente canario aumentando algunas partidas en capítulos sensibles como el empleo, obras públicas y en el área social, donde cada vez el panorama es más desolador. Naturalmente es mi criterio, si quieren objetivo, pero sin garantías de que el gobierno de Rajoy vaya a cumplir con esa intención de mitigar el ‘recortazo’ presupuestario. Estoy seguro que se buscarán fórmulas para ‘no dejar a nadie contento’ pero, al menos, conseguirán bajar un poco la situación tensa que se vive en Canarias. En definitiva, allanar suavemente el camino, alejar los brotes ‘separatistas’ y ‘contentar’ en lo posible a las clases medias.

Un estudio realizado por el Fondo Monetario Internacional plantea con gran acierto que España ponga en práctica programas específicos estatales para aliviar a las familias con préstamos hipotecarios. De la misma forma que se ha hecho con el sector financiero y bancario. Aliviar a las familias con ‘alto endeudamiento’ tendría beneficios significativos para el desarrollo de la economía en estos tiempos de grave crisis. Veremos si los planteamientos del FMI son bien acogidos por el Gobierno español y los pone en práctica. Sería un signo alentador y un buen sendero para la recuperación económica. Lo que está claro es que si la mayoría de las familias no gastan, el consumo se retrae y las empresas se ven abocadas al cierre o al despido de personal.

Los esfuerzos que se le piden al Estado con respecto a la financiación a las Islas Canarias, son peticiones justas si bien pudieran convertirse en heroicos en estos tiempos, pero debe de realizarlos porque al margen de enfrentamientos políticos pueden crearse graves conflictos sociales, con desenlacen inciertos, en cuestiones de seguridad y repercusiones negativas en el sector turístico. El frente canario al Estado suscitado en los últimos meses no es para tomárselo con impasibilidad y es responsabilidad del Gobierno del Reino de España atender a sus ‘colonias’ de ultramar o ultraperiféricas, y ofrecerles un ‘mínimo’ de ‘bienestar’ contribuyendo a disminuir el sangrante desempleo, por ahora el problema más grave en las islas. Y aquí no estoy defendiendo como expresan algunos ‘localismos o nacionalismos trasnochados’ sino una realidad notoria de que Canarias debe significar para el Estado algo más que ‘una comunidad autónoma’ de las 17 existentes actualmente. Sólo pido que no se provoque a un pueblo pacífico y no lo sitúe al ‘borde del precipicio’ porque la ‘reacción’ podría tener consecuencias muy inciertas para el Estado español. Apelo a la inteligencia, por esta vez, de los gobernantes de la Metrópolis.


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