OPINIÓN. Hágase rico, no sea tonto
ME LO HA DICHO MI ABOGADO. Por José Ignacio Sanchez Rubio
, abogado y economista (
La semana pasada me despedía de Uds. amenazándoles con que les iba a hablar de engaños. Espero que hayan sido muchos los que esperaban este artículo y, por el interés social que tiene, sería de agradecer que extiendan su contenido.
Pues el caso es que hace un par de semanas un Comisario de Policía de Madrid, amigo mío, me invitó a unas jornadas policiales de la Policía Científica, que se celebraban en Madrid bajo el lema ‘La informática y la delincuencia’.
A lo largo de dos días, un selecto grupo de ponentes, mas que acreditados, nos fueron ilustrando acerca de aspectos técnicos y legales de las nuevas formas de delincuencia que, desde hace ya un par de décadas, han venido implantándose en toda Europa y que, propiciadas por la crisis española han aumentado notablemente en nuestro país, apoyándose en la humana tentación de enriquecerse fácilmente.
De entre los diversos tipos delictivos que figuraban en el orden de las sesiones, voy a comentarles dos de ellos para que estén ojo avizor.
El primero es el de los muleros. No se trata de gente que transporta drogas, que también reciben ese nombre en el argot policial, sino de aquellos otros que necesitan, para llevar a buen fin sus operaciones delictivas, delincuentes que, en buena parte, proceden o viven en países de la antigua Unión Soviética.
Estos delincuentes son gente con muy buena formación informática, habitualmente titulados superiores que, por diversos procedimientos que no vienen al caso, se hacen con el número de cuenta y las claves de acceso por Internet, de numerosas empresas y particulares. Valiéndose de sofisticados programas informáticos, acceden a esas cuentas y ordenan transferencias de muy pequeño importe, de entre 8 y 40 €. Euros por operación, señalando conceptos ambiguos como “comisión” o “pago de servicio”, con lo que aquellos interesados que lo advierten, no suelen reclamar porque les cuesta más el tiempo que el importe.
La cuestión es que no pueden transferir ese dinero a cuentas extranjeras por cuestiones normativas bancarias, por lo que tienen que hacerlo a otra cuenta de un banco español. Y aquí es donde entra el mulero.
En Internet o en la sección de palabras de periódicos, insertan anuncios breves de un estilo semejante a este: “Buscamos persona española para trabajo fácil. Ingresos superiores a 3.000 €. al mes. Necesario disponer de documentación en regla y de cuenta corriente para el pago de las comisiones”. A esto le sigue una dirección de correo electrónico como forma de contacto. Una vez que el mulero (él no sabe que lo es) entra en contacto, le explican, también por correo, que se trata de una empresa extranjera dedicada al cobro de pequeñas deudas y que, por el elevado coste de esas pequeñas transferencias al exterior, necesitan contar con un colaborador español, no importa donde viva, porque todo se hace informáticamente. A cambio, sin ningún esfuerzo por su parte, el incauto puede retener el 10% de las cantidades cobradas, limitando su actividad a tener que transferir el resto a una cuenta extranjera. Si consiguen convencerle a Ud., sepa que se acaba de convertir en cooperador necesario de un delito contra el patrimonio y pueden caerle más de 6 años de prisión.
En el segundo de los engaños de que les hablo, además de ser Ud. estafado, también puede convertirse en carne de presidio.
Aunque existen diversas variantes, imaginen que tiene Ud. puesto en venta un importante inmueble cuyo elevado precio no está al alcance de cualquiera. El tiempo pasa y no hay forma de venderlo, aunque Ud. haya bajado el precio y conceda facilidades de pago. Pero como el precio es elevado, supongamos 2 millones de Euros, respira ilusionado esa mañana en que se despierta con un correo electrónico en su ordenador, o con una llamada telefónica que viene desde otro país de la Unión Europea.
Una aterciopelada voz femenina le dice en un español que no deja disimular un claro acento inglés, o francés, o de cualquier otro país que el Presidente de su empresa, está muy interesado en la compra del inmueble y que desearían pagarlo al contado.
Como el presidente está en Italia, o Alemania, o cualquier otro país, que para el caso es indiferente, le sugiere una cita con él para concluir el acuerdo y, aprovechando que el Presidente tiene que viajar por negocios a Barcelona (o Madrid) en tal fecha, podrían verse allí y le dan el nombre del hotel más caro de la ciudad. Por supuesto los gastos del desplazamiento y del hotel, de Ud., corren por cuenta de tan rico Presidente. Como además le dan el nombre de su imperio empresarial, Ud. que no es tonto, ya ha buceado en Internet y se ha dado cuenta de que le acaba de tocar a Ud. el dedo de la fortuna. Total, se presenta en la cita y allí le halagan con toda clase de lujos. Después de una cena carísima, en el mejor restaurante de la ciudad (la cena la paga el Presidente), ultiman los detalles para la venta un par de días más tarde. Entonces el Presidente le dice que tiene en la Caja fuerte del hotel una importante cantidad en metálico, en billetes pequeños, que tenía que entregar a un colaborador suyo pero que no ha podido viajar. Y le pide a Ud. si puede cambiárselos por otros de quinientos o doscientos (hay variantes de la estrategia). Si accede Ud. habrá perdido su dinero, podrá serle imputado un delito del Art. 386 del Código Penal y, por supuesto, en ningún caso venderá Ud. el inmueble, porque el pájaro volará de inmediato.