OPINIÓN | La fuerza de los "jerseys"
EL FORO DE LOS BALBOS. Por Mar Arias Couce
Mis hijos tienen un lío monumental. No es para menos. Y es que a diario tienen que luchar por lograr la coexistencia de lo que a ellos les gusta y lo que su padre se empeña en que les tiene que gustar. Me explico, a ellos les gustan los gormittis, los bakugan y los monzunos y toda esa fauna raras de seres que habitan las series de dibujos animados para desazón de los adultos. Su padre les anima a ver, y les pone a diario, series y películas que le gustaban a él de niño: Mazinger Z o la Guerra de las Galaxias. Los pobres tienen que lograr una compleja convivencia entre las espadas láser, los puños volantes y las diminutas bolas extrañas de las que salen unos seres imposibles de diez metros de alto. No sé yo qué será mejor, también es verdad.
Yo, por mi parte, como buena nieta de librero, me empeño en que les tiene que gustar la literatura e intento meterle por los ojos libros y cómic que yo me leía de niña, y que me convirtieron en una lectora empedernida. Pese a que lo más disfrutan es un rato de dibujos japoneses y toda una tarde jugando en la calle con sus amigos, es cierto que de vez en cuando los sorprendo con un libro entre las manos, mirando los dibujos el pequeño y leyendo y releyendo sus páginas el mayor. Es cierto que en muchas ocasiones le piden a su padre que le pongan esa ‘peli’ tan chula que tanto le gusta a él. Y también que hemos pillado al chinijo a gritos por la casa, con una raqueta a modo de espada en la mano diciendo que es un ‘jersey’ (osea un jedy, hay que entender que una generación es completamente diferente a la anterior por algún motivo).
Como decía Serrat en una de sus canciones, “A menudo, nuestros hijos se nos parecen”. Es cierto, y muchas veces, si no lo hacen, lo intentamos con todas nuestras fuerzas, y a pesar de todo, queremos que sean mejores que nosotros y, sobre todo, que tengan mucha más fortuna y sabiduría de la que nosotros tuvimos a su edad, y en general a todas las edades. En el caso de que el padre sea un triunfador, supongo que deseará para su hijo que disfrute de cosas que él no pudo tener o del tiempo del que él no dispuso por estar estudiando o trabajando. Lo cierto es que, al final, ellos serán cómo tengan que ser y de nosotros sólo les quedará la influencia y el recuerdo. A lo mejor, quién sabe, dentro de veinte o treinta años, les estarán poniendo a sus hijos una película “viejísima, que le encantaba al abuelo”, y, sólo a lo mejor, una tercera generación de ‘jedys’ se paseará por la casa, espada láser en ristre.