Domingo, 14 Diciembre 2025
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RESEÑAS. Por Cristóbal Junkal

Durante cualquier contienda bélica, los bandos enfrentados suelen esgrimir como arma mediática e ideológica cualquier tipo de difusión o divulgación para su beneficio. Algo así, acaeció en la fatídica Guerra Civil Española (1936-1939). Los comunistas del autócrata Stalin (1878-1953) apoyados en todo momento por el Frente Popular, lanzaron una campaña ignomiosa fundada en la ayuda desinteresada y la solidaridad proletaria de la URSS (1922-1991). Consistente en dar amparo a un determinado número de niños españoles temiendo por la vida de estos, ante la posibilidad de víctimas civiles en los bombardeos de los nacionales. Este hecho logró que en una gran mayoría de españoles pertenecientes al bando republicano, quedaran embaucados ante tal política de despropósitos y ensalzaran el comunismo. De esta manera, la protección de cientos de niños arrancados de su infancia por la izquierda marxista española quedaría vinculada al comunismo.

¿Pero qué aconteció realmente con los niños españoles enviados a la URSS, por parte del Gobierno Español?

Prácticamente todos los grandes historiadores, estudiosos y diferentes tesis doctorales escritas al respecto, señalan la fecha del 21 de marzo, como el inicio del exilio de estos niños en la URSS, unos cuatro mil trescientos. Coinciden en resaltar que tuvieron el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo soviético y fueron acogidos por las autoridades como héroes, para librarles de los horrores producidos por la Guerra Civil Española.
En un principio, estos niños fueron objeto de un trato exquisito y caluroso, se le asignaron profesores españoles y la educación pertinente se les dispensó en su lengua materna. Tal acogida, fue natural debido a que el pueblo soviético estaba llenando sus arcas vacías con el oro remitido desde España.

Los últimos meses de las cruentas hostilidades españolas, marcarían a la postre el desinterés del Kremlin hacia estas pobres criaturas. Debido al expolio al cual había sido sometido el Banco de España por los dirigentes socialistas, ya no existían más divisas en su haber para trasladarlas a Rusia. Los comunistas no recibían fondos para albergar a estos niños en su patria de manera “desinteresada” como hicieron creer en un principio al pueblo español, por lo que desde ese preciso momento, comenzaría el calvario de miles de ellos.

La primera determinación que tomo el Soviet Supremo fue abolir las clases en castellano y obligar a estas criaturas a estudiar en ruso, compartiéndolas con trabajos físicos de más de 6 horas de duración como eran labores agrícolas, limpieza de calles y tala de árboles. Todas estas responsabilidades hicieron mella en estos críos, no solo académicamente hablando sino en su salud. Una inspección médica determinó que el 60% de los niños padecían tuberculosis y un 20% de los casi cuatro mil trescientos habían fallecido. El PCE intentó por todos los medios posibles que está información no llegase a nuestra nación y menos aún a unos padres a los cuales les habían arrancado sus hijos para utilizarlos como arma mediática del buen hacer de la política comunista.

El futuro que le deparaba a los niños españoles en tierras comunistas no era nada halagüeño. Estaban apocados a los maltratos, al hambre, a la represión del régimen bolchevique y a la gran mayoría nos les quedo otra salida que delinquir o dedicarse a la prostitución. Significar que las niñas prostitutas españolas se hicieron famosas entre los mandamás del Soviet. Muchos de estos niños y niñas acabaron en los tan temibles Gulag (campos de trabajos forzados 1917-1991), las niñas españolas fueron sometidas en reiteradas ocasiones al tranvía es decir, a una violación colectiva de otros reclusos y los niños sodomizados en reiteradas ocasiones.

Con el devenir del tiempo muchos imploraron regresar a su patria por la aversión y la repulsión que sentían hacia aquel arcaico régimen, pero las respuestas de la máxima autoridad para conceder estos permisos de salida, La Pasionaria (1895-1989) los refutó una y otra vez. Jesús Hernández (1907-1971) acérrimo comunista, mano derecha de La Ibárruri y Ministro en la Segunda Republica, disertaría : “No podemos devolver unos niños a sus padres convertidos en golfos y prostitutas, ni permitir que salgan de aquí como furibundos antisoviéticos”.

Ni el PCE ni la URSS pretendían que se supiese la verdad. Era ciertamente duro para la izquierda española dar a conocer que miles de niños preferían vivir en una dictadura de derechas con el execrado Franco a la cabeza, que en una comunista.

Para que nos hagamos una ligera idea, en 1947 en el décimo aniversario de la llegada de los niños a la URSS y al “paraíso del proletariado” como la propaganda política republicana lo vendió , no llegaban a los dos mil. Habían sucumbido más de la mitad. Es realmente escalofriante y vergonzoso como la izquierda marxista española intentó ocultar uno de los mayores dramas de la Guerra Civil, falseando la realidad y colaborando en todo momento en el abandono a su suerte de estas criaturas.


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