OPINION. Los retos de Arrecife, proyectos integradores
DESDE MI ISLA ALTANTICA. Por Antonio Coll
Fue la naturaleza generosa con la ciudad de Arrecife y le aportó una marina impresionante que, desgraciadamente, sus gestores no han sabido explotar, en beneficio de sus habitantes. Fíjense ustedes que aún está vigente un Plan de Ordenación que fue redactado en 1991, con algunas modificaciones en 1997. Es decir que el modelo en el que se debe regir la ciudad fue diseñado hace 19 años y miren si no ha llovido desde entonces. Hace días visitó Arrecife, el arquitecto suizo, Jacques Herzog, quien tiene un reconocimiento internacional, poseyendo el premio Pritzker, el galardón más prestigioso, en el ámbito de la arquitectura mundial. Pues bien, el arquitecto, que fue invitado por el Ayuntamiento de Arrecife, aprovechando que se encuentra de vacaciones en Tenerife, ha manifestado su interés por diseñar el futuro proyecto para acondicionar el Islote del Francés al que considera “una zona de la ciudad increíble” y que intercalando la naturaleza, los materiales y la energía, se puede conseguir que esa zona, hoy degradada, en algo “increíblemente precioso”. Según mis noticias, me han dicho que es un artista sensato y capta bien las características de los lugares donde diseña los proyectos y siempre intenta integrarlos con el propio hábitat. En este sentido, expreso su idea de abrir este espacio hacia el mar y para disfrute de todos los ciudadanos, incluyendo una playa y utilizar una nave, construida de piedra y ahora protegida por Patrimonio. Además de la construcción privada, el 10% de los terrenos, el resto alrededor del 90% pasaría a uso público y contemplando también una gran plaza pública.
Independientemente ya de los arquitectos que finalmente redacten el proyecto del futuro Islote del Francés, lo que urge ahora es que el grupo de gobierno de Arrecife y la propiedad de los terrenos, lleguen a un acuerdo y firmen un convenio urbanístico. Y la única solución es la redacción de un plan parcial, porque las opciones de expropiar o compensar a los propietarios con otros terrenos, no es viable, por el coste que ello supondría para las arcas municipales. El propio alcalde, Cándido Reguera y el concejal de urbanismo, Pedro de Armas, han manifestado que la mejor opción es una modificación del vigente Plan General de Ordenación Urbana de Arrecife (1991) y llegar a un convenio con Jaime Cortezo. A todas luces se percibe como la mejor solución para los intereses de Arrecife. Naturalmente, los detractores y enemigos, conformados en un minoritario grupo, catalogado como los de la política del “No”, intentará frenar todas las actuaciones que se hagan en Arrecife. No digo que en algunos proyectos hayan tenido razón, pero todos saben que la tercera capital de Canarias necesita abrirse al mar y evolucionar con el objetivo no solo para disfrute de sus habitantes sino también para atraer el turismo cultural, con nuevos atractivos y en beneficio de la maltrecha economía de Arrecife y Lanzarote, en general. Tengo el convencimiento que si el grupo de gobierno del Ayuntamiento sabe negociar y llegar a un acuerdo con la propiedad, todos salimos ganando. Arrecife necesita proyectos integradores, y que los viejos retos aún pendientes, se hagan realidad. La Rocar es uno de ello. Y estoy seguro que los actuales gobernantes de Arrecife sabrán defender, antes que nada, los intereses de la ciudad.
P.D. Un fuerte abrazo a José Juan Ramírez, presidente de la Fundación César Manrique, por el reciente fallecimiento de su madre, Concha Marrero Portugués.