Domingo, 14 Diciembre 2025
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EL FORO DE LOS BALBOS. Por Mar Arias Couce

Sin duda, los años no pasan en balde. Los tiempos cambian y con ellos los gustos de las nuevas generaciones. Digo esto porque el otro día se fue la emisión del canal de televisión en mi edificio (algo muy frecuente cuando llueve o hace viento o cualquier otra cosa que altere la normalidad de la isla) y, como les había prometido dibujos a los niños, decidí ponerles un DVD con una serie que para mí, cuando tenía su edad, era fantástica y, cosa curiosa, para mis padres también porque conseguía una doble función nada usual: divertir y entretener al tiempo que enseñaba a los niños la historia de la humanidad.

Me refiero a ‘Érase una vez el hombre’. El primer capítulo de dichos dibujos animados empieza contando la formación del mundo y de las primeras células vivas. De ahí a los primeros animales, dinosaurios, monos y finalmente el hombre. El mayor seguía la serie atentamente preguntando por los dinosaurios todo el rato, “¿Y cuándo salen?, ¡Cuánto tardan!”. Y el pequeño: “Esto no me gusta, yo quiero ver a Dora”. Cuando por fin salieron los dinosaurios fue visto y no visto, porque en esa época, inicio de los años ochenta, la moda de los dinosaurios aún no se había instaurado entre nosotros. “¿Mamá, porqué no sale el Tiranosaurios Rex?”. “Porque ya se han extinguido hijo, estamos llegando a la primera glaciación”. “¿¿¿Ya???, pero si no han luchado ni nada”, señalaba Alejandro francamente dolido. Luego, cuando vio que el australopithecus, el homo habilis, el homo erectus y el homo sapiens se iban dando de tortas (en consecuente orden de aparición) unos a otros, la cosa ya le gustó más, pero la explicación que le iba dando la voz en off no parecía interesarles mucho. “Yo ya lo sé, ya lo sé, nosotros antes éramos monos, pero ahora ya no somos monos, ahora somos personas, menos mi amigo “X” (no voy a ofender sensibilidades) que es un mono y huele mal”.

Creo que no pasaron ni cinco minutos desde que me marché del salón hasta que empecé a escuchar otro sonido también conocido. Viendo la falta de interés de mis hijos en la historia del mundo, y buen conocedor de los gustos de los niños de esa edad, mi marido les puso otra serie mítica y ‘viejuna’: Mazinger Z. Ahí, sí, ahí se montó todo un jolgorio de risas y alaridos de ánimo cada vez que el mencionado Mazinger lanzaba sus puños al aire y su amiga Afrodita arrojaba sin sentido ninguno (y sin wonderbrá siquiera) su delantera al enemigo. Aún me queda la duda de si vencían siempre porque realmente eran superiores o porque los robots malos flipaban ante la falta de vergüenza y el descaro de la robota. Al final, si de algo me convencí ,es de que, efectivamente, han cambiado los tiempos y los gustos pero, por algún extraño motivo, a la mayoría de los niños les sigue gustando las batallas cruentas aunque sea entre maquinas infernales postmodernas ya un poco pasadas de moda.


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