Domingo, 14 Diciembre 2025
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DESDE MI ISLA ATLÁNTICA. Por Antonio Coll

Los grandes triunfadores en Lanzarote en las elecciones municipales y autonómicas del 22/M han sido CC y PP. Las urnas han castigado de forma severa al PIL y al PSOE. Una gran parte de los votantes detectaron que los culpables del atraso reinante en la isla se deben, fundamentalmente, a los citados partidos. A muchos de los electores no se le ha olvidado la ruina de Inalsa, la mala situación económica de los Centros Turísticos, el “caso Unión”, la parálisis de los planes en Arrecife, el “lio de los hoteles”, el campus universitario y un largo etc.
Ahora que las urnas han hablado, el mensaje es claro y nítido: se pide un gran pacto, en la mayoría de las instituciones de la Isla, entre CC-PP, permitiendo ser alcalde o presidente del Cabildo a la lista más votada. Esto sería lo más natural y daría estabilidad a la gobernabilidad de las corporaciones. Pero en esta isla ya se sabe y más cuando se habla de acuerdos políticos. La verdad es que todo puede suceder y se realicen combinaciones que puedan nuevamente situar a la isla en una órbita inestable y, por consiguiente, retorne el desencanto. Si no aprendemos del pasado, no hay garantía de futuro.
Lanzarote está cansada de esperar. Necesita urgentemente avanzar y la clase política es responsable, en muchos aspectos, de una evolución positiva y del bienestar de toda la población. Aquí no vale personalismos ni estrategias de partidos. Lanzarote necesita de grupos de gobiernos centrados para sacar adelante los grandes proyectos pendientes. No se puede correr más riesgos con pactos inseguros y transitorios. Y menos turbulentos.
Las urnas han castigado a un partido socialista, no solo desacreditado, en el ámbito español, sino en la propia isla por las políticas llevadas a cabo por la ejecutiva insular, dirigida por Carlos Espino y sus allegados. Sus maniobras oscuras, los engaños y sectarismo ahora las urnas le ha pasado factura y la debacle anunciada se ha confirmado. A Coalición Canaria se le ha dado una “cuota de confianza” a pesar de las distintas corrientes existentes y sus luchas internas. La paciencia y estrategia de Jesús Machín permitió salir indemne antes de las elecciones y a la hora de configurar las listas de candidatos. Sus sabias decisiones se ha traducido en el escrutinio y CC se ha convertido en el partido más votado en la isla de Lanzarote. Pero ahora debe de ser muy cauto y pensarse muy a fondo los futuros pactos.
El Partido Popular de Astrid Pérez ha dado un paso de gigante y ha sido el segundo partido más votado. Por primera vez el PP ganó las elecciones en Arrecife y Tías, pero en ambos necesita de pactos. La debacle del PIL y PNL impide al actual alcalde, Cándido Reguera, a reeditar el pacto con ambas formaciones, por lo que debe ahora buscar otras opciones para conformar un nuevo grupo de gobierno, reto difícil si las negociaciones con los otros partidos no llegan a buen puerto. Destacar las brillantes victorias del joven Oswaldo Betancort (CC) en Teguise y la de José Francisco Hernández (PP) en Tías. Jesús Machín y José Torres Stinga, ambos de CC, consiguieron mayoría absoluta y en Yaiza la victoria de Gladys Acuña del PIL es insuficiente, aunque todo asegura el apoyo del PNL. En San Bartolomé, el abanico queda abierto y el actual alcalde Marcial Martín se enfrenta a muchas combinaciones para salir airoso.
Pedro San Ginés (CC) ha sido el gran triunfador en el Cabildo, al conseguir nueve consejeros –la mayoría son doce-. Astrid Pérez (PP) dobló los escaños de tres a seis, convirtiéndose el en segundo partido más votado. En el Parlamento, la lista de CC, encabezada por Inés Rojas consiguió cuatro parlamentarios, todo un éxito, sobre todo, para que Paulino Rivero pueda, con mucha seguridad, seguir siendo presidente del Gobierno de Canarias. También quiero destacar la entrada en el hemiciclo canario de Fabián Martín, al menos le puede servir como bomba de oxigeno para un debilitado PIL.
Una vez más el panorama político en Lanzarote se ubica en un paradigma, después de las elecciones y a excepción de Tinajo y Haría, las formaciones políticas representadas se ven obligadas a negociar para buscar los mejores pactos y conseguir sostenibilidad y estabilidad a las corporaciones sin mayoría absoluta. La capital de la isla, Arrecife, se convierte de nuevo en el centro de todas las disputas y resucita una vez más el temor de la inestabilidad y dibuja un camino empedrado. Escribo esta entrega en la resaca de las elecciones y, posiblemente, a lo largo de los posteriores días la situación se clarifica y los pactos que se constituyan sirvan para afrontar con garantías los grandes retos pendientes y que pasan en profundas transformaciones sociales, económicas y políticas. Nos esperan aún tiempos difíciles y complejos. Si esta vez la clase política no da la talla y las urgentes demandas de la sociedad lanzaroteña no son cumplidas, pasaremos, con toda seguridad, en largos años de grandes “sequías”. Constituiría en una gran traición a los más de 150.000 habitantes que viven en Lanzarote. La mayoría de los electores, con su voto en las urnas, ha pedido un cambio de ciclo. ¿Se cumplirá? Enigma.


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