Domingo, 14 Diciembre 2025
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LA CHINA EN EL ZAPATO.

Por José Ignacio Sánchez Rubio, abogado y economista (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. , www.nuevatransicion.org)

El caluroso mes de agosto ha sido, tradicionalmente, el mes elegido por casi todo el personal para descansar y cambiar de aires. Un servidor de Uds., que no ha debido hacer los deberes, este año se quedará sin vacaciones; y ello, para qué vamos a disimular, no por falta de ganas sino por falta de euros.

En fin, a lo que vamos. El eje central de la mayor parte de las conversaciones, lo constituye la crisis económica, que nadie sabe cuando empezó exactamente, pero que padecemos desde hace mas de cuatro años y que, visto lo visto, los mas optimistas auguran que durará otros cinco años mas. En nuestra búsqueda de formulas que hagan posible una salida de esta situación, todos Uds. conocen la iniciativa de un grupo de gente de Lanzarote, al que se van sumando cada día mas conejeros, y que denominamos nueva transición.

Desde este movimiento social, entendemos que no habrá cambio posible en la orientación económica si no viene precedido de un cambio de modelo de gobernación.
Desde que, en 1.978, se puso en marcha el cambio de sistema anterior con la aprobación de la Constitución de ese mismo año, es evidente que muchas cosas buenas han beneficiado a nuestra sociedad, pero no es menos cierto que la previsión constitucional de la libre participación de todos los ciudadanos en las labores del estado, no se ha llegado a producir en la forma adecuada, debido en gran parte a la hegemonía que, de la labor política, han hecho los mas de 453.000 españoles que, como hemos señalado en innumerables ocasiones, han convertido la política en una lucrativa y perenne forma de vivir.

Y es ahí, en la utilización de los recursos del Estado para mantener, en primer lugar, al monstruo político, donde nos hemos propuesto empezar el cambio y, como un ejemplo vale mas que mil palabras, hoy voy a señalar lo que desde Nueva Transición entendemos que debe ser la forma de gobernación de los Ayuntamientos, elemento nuclear de la institución política y que mas cerca queda de los problemas personales de cada ciudadano. Y vaya también por delante, que lo que indicamos para los Ayuntamientos, lo extrapolaremos, en próximas entregas, a las instituciones políticas de rango superior.

Empecemos diciendo que consideramos que la comunidad política esencial es el partido político. Cada partido político tiene una ideología económica, social y cultural, incluyéndose en esta última, la identificación o no con una determinada religión.
La primera obligación de cualquier español, sin distinción de edad, es la encontrase inscrito en uno, y solo uno, de los partidos existentes, eligiendo los padres el que deseen para sus hijos menores, hasta que estos alcancen la mayoría de edad civil, que nos parece que debe establecerse en 14 años, en lugar de los 18 actuales. Esta obligación nace de la consideración de integrante de la ciudadanía española y, al igual que la de dotarse de Documento de identidad, la de pagar impuestos o la de elegir nacionalidad, es una obligación inherente a la consideración de ciudadano español, sin la cual no debe ser posible la equiparación en derechos con el resto de los españoles. Y es a través del partido político en el que se encuentre inscrito cada español, el medio de que cada uno dispondremos para proponer nuestras opciones o divergencias con el modo y manera de funcionamiento del Estado.

Las elecciones se realizarán por un sistema que solamente permita la elección, para los electores, entre dos opciones, de forma que solamente una de las opciones pueda gobernar. Los partidos políticos concurrirán a elecciones periódicas para el gobierno de los ayuntamientos, pero no por medio de personas concretas, sino por medio de programas que habrán de ser presentados a los electores con anterioridad a las elecciones. Estos programas, habrán de incluir, obligatoriamente, un proyecto de presupuesto anual del Ayuntamiento para cada uno de los ejercicios comprendidos en el periodo de gobierno. Los presupuestos presentados, no podrán incluir entre los gastos de personal y otros gastos de gestión, remuneración ni gasto alguno referido a la gestión del Ayuntamiento por parte del partido correspondiente, limitando los gastos de personal al relativo a los funcionarios de carrera, con exclusión de cualquier otro tipo de contratación. El programa del partido vencedor habrá de ser rigurosamente cumplido, so pena de sanción.

El gobierno del Ayuntamiento se llevará a efecto por concejales designados por los partidos políticos vencedores, en número proporcional a los resultados de las elecciones. Tanto la retribución de los concejales como el coste de los gastos del desempeño de su función, incluidos asesores, personal de seguridad, secretaría, desplazamiento y relaciones públicas, serán asumidos por el partido a que pertenezcan sin que, en el capítulo presupuestario de gastos, pueda aparecer dotación alguna destinada a satisfacer los gastos de gobierno.

Al redactar sus presupuestos, los partidos políticos habrán de formular una propuesta acerca de la aplicación del resultado, deducido por diferencia entre los ingresos y los gastos municipales, entre los que habrá de incluirse, necesariamente, la correspondiente dotación para amortización de las inmovilizaciones públicas. La amortización de la deuda municipal de ejercicios precedentes, no será considerada gasto, sino aplicación de resultados.

Si el presupuesto municipal arrojase superávit, los partidos políticos percibirán un porcentaje de hasta el 90 % de dicho superávit, distribuido entre los partidos gobernantes de forma proporcional a los votos obtenidos en las elecciones. El 10 % restante del superávit se destinará a la amortización de deuda anterior hasta su extinción.
En cuanto a las empresas públicas municipales, de no encontrarse privatizadas en su gestión, no satisfarán retribución ni gasto de gestión alguno, relacionado con la gestión de dichas empresas, salvo los correspondientes a funcionarios municipales de carrera, rigiendo para sus presupuestos las mismas normas ya señaladas para los ayuntamientos.

Desde Nueva Transición, consideramos que la eliminación del coste directo de los políticos, desplazando su carga hacia los partidos a los que pertenecen, supondrá la transformación de los presupuestos municipales, tradicionalmente deficitarios, en unos presupuestos con superávit, única forma de disminuir progresivamente la deuda municipal y su abultada carga financiera. Además, desaparecida la habitual escasez de fondos líquidos en las arcas municipales, será factible el pago puntual de los gastos contraídos con proveedores lo que conllevará el consiguiente efecto benéfico para la actividad empresarial privada.

Por su parte, los partidos políticos intervinientes en el gobierno de los municipios serán los mas interesados en la reducción de gastos como medio de obtener su máximo beneficio, toda vez que su retribución por la gestión de gobierno, está íntimamente relacionada con el superávit público.

Los electores, por su parte, podrán castigar a aquellos partidos políticos que, con cualquier finalidad, reduzcan en exceso las partidas de gasto municipal que redundan directamente en beneficio de los vecinos, optando por otros partidos cuyos presupuestos les resulten mas satisfactorios, ya sea por los gastos presupuestados o por el capítulo de ingresos municipales que, al fin y al cabo, son los propios electores los que se ocuparán de proveer.

Es evidente que las líneas trazadas en estas páginas, no pueden llevarse a efecto sin modificación de las normas electorales y las concernientes a partidos políticos y su financiación, así como las reguladoras de la Administración Local; por ello para su aplicación, que no resulta conveniente a los intereses personales de la clase política que nos constriñe, el primer obstáculo a combatir es el de la normativa referida y esto solamente puede hacerse desde dentro del Estado, con la presión de la ciudadanía. Y de la misma manera, deducimos que, de no ser del agrado de ustedes estas propuestas que desde Lancelot sometemos a su consideración, entenderemos lo erróneo de nuestros planteamientos y esperaremos ilusionados una salida fortuita de nuestra situación o a que nos toque a todos la lotería.


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