OPINIÓN. Político avispado o político altruista
ME LO HA DICHO MI ABOGADO. Por José Ignacio Sanchez Rubio, abogado y economista
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La semana pasada, mientras me deleitaba leyendo en el Lancelot Digital esas Tres patas para un banco, de mi apreciado Don Antonio, me puse a pensar (no crean que lo hago con frecuencia), en las miserias de la vida que esta crisis nos ha traído.
Y pensando en ello se me vino a la cabeza la cuestión de nuestros políticos.
Tal y como yo lo veo, y la opinión es libre, me pregunto si esto del ejercicio de la política (lo que hacen los políticos, vamos), es una profesión u oficio, un entretenimiento para el que no tiene otra cosa que hacer, una altruista dedicación al bien común o, como en muchos casos parece deducirse, una forma de enriquecerse fácilmente a costa de Juan Pandero.
Y el asunto no es baladí, y mucho menos ahora que andamos metidos en elecciones de las que más de cerca nos tocan.
No se si Uds. se lo han planteado pero, con su permiso, voy a tratar de mostrarle mi punto de vista, porque es posible que a mas de uno le aclare las ideas a la hora de elegir el partido al que votar.
Yo, mientras pensar sea todavía libre, creo que hay dos tipos de políticos: aquellos que se apuntan a esto como si de una forma de ganarse la vida se tratara, y aquellos otros que sienten la necesidad de entregar sus capacidades a la comunidad, al igual que hay gente que desinteresadamente se presta a servir los intereses de una ONG.
No se si los primeros nacieron para esto de la política o no, pero lo que si parece es que alguna vez descubrieron lo sencillo que parece ser medrar en política, y lo lucrativo que puede resultar. Digo sencillo, porque para esto de la política no se requiere otro mérito o virtud, que los de ser mayor de edad y no estar incapacitado mentalmente. No se requiere formación académica o humanística alguna; de hecho, podría Ud. estar en política sin saber leer ni escribir. Eso sí, lo que se requiere, si se quiere estar, es una buena dosis de labia y la falta de escrúpulos necesaria como para prometer lo que sea necesario y luego, si te he visto no me acuerdo. Recuerdo lo que se dice de esos ligones impenitentes: “Todo prometer, hasta meter, y una vez metido, olvidar lo prometido”.
Bien, pues este tipo de políticos, la mayoría en mi opinión, convierten en profesión u oficio lo que, a mi parecer, debería resultar un acto de servicio a los demás. Vamos como si de ser presidente de la comunidad de vecinos se tratara. Y así, van pululando en ese tortuoso mundo de la política, cambiando de chaqueta (de partido), si es necesario, o fundando otro partido nuevo, si ven que en el anterior no tienen futuro.
Posiblemente, la primera palabra que aprende este político, avispado, como yo lo llamo, es “nepotismo”. Lo que a él interesa no es el bien común que promete, no es la creación de empleo para nosotros, en todo caso la creación de empleo es para sus familiares y amigos a los que sitúa adecuadamente para que también se beneficien de nuestro sudor. Por eso, una de sus primeras señas de identidad es la permanencia. Nunca se va de la política el político avispado. Podrá cambiar de ideario, pero sigue… y sigue … y sigue…
Es importante que Ud., elector dentro de unos días, tenga claro esto que le digo, y no analice ni se deje convencer por lo que le prediquen. Mire Ud. al político y trate de encasillarlo en una de esas dos especies. Si cree Ud. que es un político avispado, lo mejor que puede hacer es no votarlo, aunque le prometa el oro y el moro (que lo hará), o aunque la filosofía política que le transmita coincida con lo que Ud. piensa. No es mas que un engaño, como si de un caballo de Troya se tratara, porque lo que el político avispado necesita y busca es su voto. Sin su voto deja de ser político. Con su voto, puede que siga alojado en política, a costa de Ud., durante otros cuatro años. Luego, vuelta a empezar.
Por el contrario, el político altruista, lo que busca es el bien común. Harina de otro costal es que sepa como se consigue eso.
Efectivamente, la política es de todos. Vivimos en comunidad y eso nos obliga a compartir normas de conducta y de funcionamiento de nuestra sociedad. Y alguien tiene que ser quien asuma esas tareas de los políticos. No se trata de que su dedicación sea gratuita, como lo eran hace tiempo los cargos de concejal. Estoy totalmente de acuerdo con que el desempeño de funciones políticas esté remunerado. Incluso comulgo con la idea de que esa remuneración debe ser la adecuada. Considero que lo mejor para todos es que sean los mejores los que ocupen los cargos políticos y eso ha de tener un precio. Porque no me parece sensato que si una persona es buena dirigiendo los destinos de una empresa, y por ello la empresa está dispuesta a pagarle un buen sueldo, queramos tener a esa misma persona en política cobrando menos. Pero lo importante es que esa persona valga de verdad, y que llegue a la política con ánimo de servicio, no de enriquecimiento propio y de colaterales.
Lo difícil es diferenciar, como si de setas se tratara, quien es político avispado y quien altruista. Porque es a este ultimo al que deberíamos elegir.
Por eso, les regalo mis razonamientos, por si le sirven. Entiendo que el análisis de nuestro voto, debe tener en cuenta los siguientes factores: Si un político le había prometido en las anteriores elecciones una serie de cosas que no ha cumplido, deberíamos desestimar su candidatura; porque o es un mentiroso, o es un inepto. Si un político repite candidatura, con propuestas opuestas a las que hizo en las elecciones anteriores, deberíamos eliminarlo de nuestras preferencias; porque demuestra su infidelidad a las propias convicciones. Y si un político ha tenido una conducta desleal, para con los caudales públicos (que son de todos nosotros), por mucho que se desgañite, no deberíamos votarlo; porque está claro que lo único que le interesa es el dinero de nuestros impuestos.
Pero, después de todo esto, vayamos todos a votar porque, aunque solo vaya media docena de nosotros, los políticos van a ser elegidos. Y tendría gracia que solo fueran a las urnas los familiares y amigos de los políticos avispados. Esté Ud. seguro que esos si que irán, porque en ello les va la mamandurria.