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Otro año perdido

Por Francisco Pomares

 

 

Tres años pendientes del sufrimientos de la tortuga boba y los agujeros que había que hacer en el lecho marino de Sandía, y mientras, al Gobierno de Canarias se la han dado con queso en la reforma del REF. Aprobada su parte por Bruselas y refrendada por el Congreso, el Gobierno Rajoy ha decidido que todas las negociaciones y encuentros con el Gobierno de Canarias para articular la parte económica del fuero canario (la que afecta más directamente a los ciudadanos) tendrá que esperar otro año más a ver si para la próxima legislatura hay en esta región un Gobierno más dócil a la voluntad del PP de volar el REF de forma controlada, acabar con las garantías tradicionales y meterlo en la negociación presupuestaria de cada año.

 

El consejero González Ortiz, diseñó una estrategia basada en la confianza y el silencio, en la negociación directa entre él y los técnicos y políticos de Economía y Hacienda, dejando de lado la presión o la movilización. Explicaba esa estrategia en el hecho de que los tiempos son distintos y ahora es difícil movilizar a la sociedad. Sobre todo –añado yo- si la gente está ocupada rechazando las prospecciones. Hace apenas unos meses, antes de que la negociación de la parte fiscal llegara a su cénit, el consejero daba por hecho que sus viajes a Madrid y reuniones en la Villa y Corte habían dejado el perímetro del nuevo REF económico perfectamente definido, a la espera sólo de que Bruselas sentenciara la parte fiscal. No era necesario movilizar a la sociedad canaria, a sus instituciones, partidos, sindicatos, universidades y organizaciones empresariales, porque Supermán Ortiz se había metido al ministro en el bolsillo. Ahora González Ortiz se encuentra con las manos vacías. El Gobierno Rajoy quiere que las ventajas económicas del REF, las ayudas de Estado, la financiación especial y los convenios, se negocien año tras año y se sumen en la cuenta de la financiación autonómica. Lo han dicho a coro incluso los del PP de aquí, con la excepción de la voz discordante de Bravo de Laguna, un tipo al que no le importa opinar de forma distinta a los suyos.

 

Otro año perdido, pues. Otro regalo del paulinato a la inanidad de esta legislatura: el PP se la ha vuelto a meter doblada a la región, mientras Rivero nos tenía entretenidos con el circo de un petróleo que nunca existió.  

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