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Pongámosla parejita y recuperemos el orgullo


Por Echedey Eugenio, candidato de CC a la Alcaldía de Arrecife

 

Solemos decir aquello de que la cara es el reflejo del alma pero en esta ocasión espero que éste sea sólo un error del refranero español. Me niego a conformarme con esta Arrecife sucia, abandonada y descuidada que nos saca los colores cuando tenemos que enseñarla. Quiero creer en la Arrecife que merecemos, una ciudad limpia, cuidada y que aprenda a mimar sus detalles.

 

La definición de “parejita” en nuestra mente la asociaríamos con muros blancos, farolas encendidas, árboles podados, jardines rastrillados o papeleras vacías. Elementos, todos ellos, característicos de cualquier pueblo de nuestra Isla. De cualquiera menos de Arrecife, claro. Farolas fundidas, muros sucios, calles abandonadas, papeles y chicles en nuestras plazas o parques y jardines deteriorados que, sumados a contenedores sucios, semáforos que no funcionan, asfaltos deteriorados o mobiliario estropeado, forman parte del día a día de los arrecifeños y de su espacio de convivencia.

 

Atrás quedó aquella joven ciudad de paredes blancas, carpinterías azules, muros albeados, jardines cuidados, calles limpias y remozado mobiliario urbano. Aquella Arrecife que un día albergó con orgullo la obra artística y arquitectónica más numerosa en la Isla de nuestro más insigne hijo.

 

La Plaza de las Palmas, el Ramírez Cerdá, la del hospital, los murales del casino, la Casa de la Cultura, el antiguo parador, la Chatarra, el Almacén, el Charco o el Castillo de San José son sólo algunas muestras de cómo nuestra ciudad, Arrecife, conquistó un día la mirada de nuestro genio más internacional.

 

 

Homenajeemos a Manrique SÍ, hagámoslo. Recuperemos en su honor la ciudad de su niñez y la Arrecife que lo enamoró. Pongamos en valor su obra en la Capital. Pero no con panfletos no, (o al menos no sólo con ellos) recuperemos los espacios que tuvieron el privilegio de contar con su criterio y cuando los volvamos a tener como merece una composición artística de este tipo, ENTONCES SÍ, MOSTRÉMOSLA ORGULLOSOS AL MUNDO.

 

Hagámoslo en este centenario que comienza, en su honor pero para el disfrute de todos nosotros. Merecemos recuperar nuestra ciudad para los que nos visitan pero, sobre todo, para los que en ella vivimos. Recuperemos su obra y apliquemos su filosofía: muros blancos, fachadas coquetas, jardines que interpreten nuestro paisaje y calles y espacios públicos limpios y cuidados. No nos atrevamos a hacer malas copias de sus diseños en lugares para los que no fueron diseñados y, sobre todo, seamos fieles a su mensaje.

 

No es difícil, no lo creo, no es cuestión de tiempo ni de dinero sino de ganas y dedicación. Cuestión de interiorizar, vecinos y dirigentes, que ésta y no otra es la Arrecife que queremos y la que nos merecemos. La Arrecife en la que un día nació, vivió y en la que trabajó Manrique y de la que debemos volver a sentirnos orgullosos.

 

Barrios de aceras arregladas, farolas encendidas, jardines “parejitos” y firmes que no dejen de serlo. Servicios públicos eficientes e ideados que mejoren su planificación y que no se olviden de los Barrios, pero sin desatender el centro. Una ciudad cómoda y moderna que no olvide su esencia.

 

Trabajemos en ordenanzas estéticas que recuperen el encanto moderno de aquel pequeño pueblo de marineros, planifiquemos y ejecutemos el mantenimiento de una ciudad con gran potencial y una materia prima sin rivales, facilitemos la labor a los vecinos que quieren ocuparse de sus propiedades, cuidemos de nuestros Barrios e interioricemos todos que ése debe ser el estado de nuestra ciudad y que es cosa de todos mantenerlo.

 

Hagámoslo. ¡Lanzaroticemos Arrecife! ¡Pongámosla parejita y recuperemos el orgullo!

 

 

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