Porque Lanzarote no se vende: se defiende

Pedro Hernández Camacho*
El Cabildo de Lanzarote y el Gobierno de Canarias continúan impulsando el llamado protocolo de zonas de aceleración de las renovables, no anulan el acuerdo publicado el 20 de agosto en el BOC, un proceso que pretenden convertir en un hito político sin haber contado previamente con los ayuntamientos ni con una adecuada transposición de la directiva europea de las ZAR.
Cada paso que dan se orienta en la misma dirección: ampliar zonas para la instalación masiva de aerogeneradores y plantas fotovoltaicas a lo largo y ancho de la isla, abriendo la puerta a grandes mega proyectos de multinacionales. Entre ellos, destacan solicitudes como la planteada por Iberdrola entre San Bartolomé y Arrecife, un millón de metros cuadrados, un ejemplo más de un modelo que beneficia a los grandes operadores y margina a las comunidades locales.
Mientras tanto, el autoconsumo —la vía más directa hacia la soberanía energética— sigue sin recibir el apoyo que merece. En lugar de aprovechar los innumerables techos ociosos que no generan impacto paisajístico y cuyos beneficios recaerían en las familias y pequeños propietarios, se prioriza la instalación industrial a gran escala en suelos rústicos.
Así, suelo, viento y sol —bienes comunes de todos— terminan al servicio de los mismos oligopolios de siempre.
¿Dónde está la planificación seria? ¿Dónde está la defensa del interés general? ¿Por qué no se coordina este proceso con los ayuntamientos? ¿Por qué se impone un modelo que concentra el poder energético y aumenta nuestra dependencia? ¿Qué intereses se ocultan tras esta obsesión por ceder territorio a grandes corporaciones mientras se ignoran alternativas más justas, más limpias y más propias?.
La ciudadanía de Lanzarote no se quedará de brazos cruzados viendo cómo nuestro suelo se entrega, cómo nuestro paisaje se degrada.
Por sentido común de la sensibilidad histórica de Manrique y de la ciudadanía de la isla, exigimos:
Un proceso de planificación energética transparente, público y participativo.
La coordinación efectiva con todos los ayuntamientos de la isla.
La paralización de los procedimientos que no cuenten con garantías de participación ciudadana.
La apuesta decidida por el autoconsumo, las comunidades energéticas y el uso de cubiertas y espacios ya artificializados.
La protección del paisaje, del territorio y del equilibrio insular como principios irrenunciables.
Nos preguntamos:
¿Por qué se impone un modelo que beneficia a unos pocos a costa del territorio de todos?
¿Qué intereses se ocultan tras esta aceleración sin consenso?
¿Por qué no se avanza hacia un modelo de energía distribuida, democrática y realmente sostenible?
No permaneceremos pasivos. No aceptaremos el despojo del territorio ni la entrega del patrimonio natural de Lanzarote a intereses ajenos a la isla.
Por todo ello, llamamos a la ciudadanía a organizarse, a informarse y a actuar colectivamente.
Porque Lanzarote no se vende: se defiende.
Es tiempo de levantarse.
Es tiempo de dignidad.
Es tiempo de hacer valer la memoria viva de César Manrique, que defendió este territorio con visión, con amor y con coraje.
Esta es la realidad que llama a la acción colectiva. Y este es el momento de responder.
* Pedro Hernández Camacho, activista ambiental.