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Problemas de comunicación entre padres e hijos adolescentes

Moisés Suárez, director Centro Edén

 

La adolescencia es una etapa de cambio que resulta fundamental en el desarrollo psicológico; sin embargo, es también un momento de vidas en el que es relativamente frecuente que se experimenten malas formas de comunicación con el resto de la familia, algo que produce problemas de toda índole entre padres e hijos.

 

Esto se debe, en parte, a que en cuestión de relativamente pocos meses los jóvenes pasan de tener como referente el comportamiento de sus padres a tener casi como único referente el comportamiento de otros jóvenes de su edad, sobre todo los que son algo mayores. Este rápido cambio resulta disruptivo en las dinámicas familiares y choca con lo que los padres y las madres esperaban de sus hijos e hijas hasta ese momento.

 

Para entender mejor este tipo de fenómeno, a continuación se hará un breve resumen acerca de los problemas de comunicación habituales entre los progenitores e infantes adolescentes.

 

Los principales problemas de comunicación entre los adolescentes y sus padres

 

Estos son los tipos de bloqueos comunicativos más frecuentes entre los adolescentes y sus padres y madres.

Ø  Déficit de comunicación por un desajuste de las expectativas

No son pocas las familias que tardan en aceptar que el pequeño de la casa ya no es un niño y se ha adentrado en una etapa que lo transformará física y mentalmente.

 

Como este cambio se da de manera rápida, es muy común que surjan dificultades para entender lo que hace, dice o piensa, simplemente porque los padres y madres analizan sus acciones desde el marco de interpretación que usaban cuando aún estaba en la etapa de la infancia. Cuesta desprenderse de esas inercias.

Ø  Incomprensión ante sus amistades

El tipo de amistades que se forman durante la adolescencia es otro de los motivos generadores de malestar en la relación entre padres e hijos adolescentes, generalmente por el miedo a que esos jóvenes sean una mala influencia, es decir, el temor a que estas nuevas amistades puedan llevar al hijo o a la hija por una senda de malos hábitos, drogas, vandalismo, etc.

 

No hay que olvidar que los adolescentes buscan insistentemente la autonomía en sus ratos libres, y tienden a no querer explicar todo lo que hacen. Esta falta de información lleva a muchos padres y madres a adoptar una actitud hipervigilante y a interpretar de un modo pesimista lo que hacen los adolescentes.

Ø  Diferencias en la manera de ver la vida

No solo cuentan las diferencias de edad, sino también hay importantes diferencias generacionales que pueden hacer que se abra una brecha cultural entre los adolescentes y sus padres y madres. Muchas personas de mediana edad tiene problemas para entender lo que dicen sus hijos, simplemente por su utilización de neologismos, términos surgidos en memes de Internet, etc.

 

Además, durante la adolescencia es habitual que el hijo desarrolle sus propias convicciones políticas e ideológicas, que no siempre tienen que coincidir con las de sus padres o su familia.

 

Esta divergencia de opiniones puede generar a la larga conflictos y discusiones sobre todos aquellos temas en los que no se está de acuerdo con el menor, un hecho que ocasiona mucho malestar en la convivencia familiar.

4. Disminución del tiempo que se pasa en familia

 

La adolescencia es una etapa en la que es necesario que el infante establezca una serie de límites respecto a sus padres y el mundo que le rodea, creando espacios personales en los que poder gozar de cierta intimidad.

 

No obstante, cuando el hijo se aparta demasiado de sus padres y deja progresivamente de pasar tiempo con su familia, es cuando se producen verdaderos problemas de comunicación y convivencia que deben ser solventados para que el adolescente no se sienta dejado de lado y los padres recuperen a su hijo.

5. Faltas de respeto

En los casos más extremos, los adolescentes pueden canalizar sus frustraciones a través de las faltas de respeto hacia sus padres, dado que este tipo de ataques están más normalizados en su franja de edad.

 

Evidentemente, en casos así la comunicación queda muy lastrada. Ninguna relación puede ser positiva si no está cimentada en el respeto y la cordialidad, y eso incluye también las relaciones entre los padres y sus hijos adolescentes, una etapa en la que es necesario más que nunca el respeto y el apoyo emocional.

¿Qué hacer?

A la hora de mejorar la comunicación entre adolescentes y padres y madres, ten en cuenta estas ideas clave:

  • No prejuzgues, entiende que los adolescentes han desarrollado su propia cultura generacional y que esta tiene sentido dentro de su lógica.
  • Respeta el hecho de que necesitará mucha más intimidad que durante la infancia.
  • No te limites a bombardear con pregunta o se pondrá a la defensiva, establece conversaciones en las que tú también aportes.
  • Explica tu punto de vista acerca de por qué te preocupas por lo que hace, mostrando tu lado más humano.
  • Si todo se complica demasiado, busca ayuda psicológica profesional.

 

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