Domingo, 14 Diciembre 2025
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

 

No hay que tomarse la última carta de Asolan al presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, como una estrategia política para perjudicar a CC. Hay que tomarla como la preocupación de un sector productivo -él único de la isla- que se había ilusionado precisamente con la iniciativa de Rivero de facilitar y apoyar la modernización y renovación de la planta alojativa y de los espacios públicos de las zonas turísticas. El presidente regional, tal y como entendimos muchos, quiso coger el toro por los cuernos. Sabía que Canarias estaba perdiendo calidad como destino turístico por su obsolescencia en comparación con otros competidores. Por otro lado, renovando tanto los espacios públicos turísticos como los hoteles y complejos de apartamentos se “animaría” el alicaído sector de la construcción. La idea no sólo era buena sino imprescindible y así lo seguimos creyendo. También lo creyó gran parte de la patronal turística, aunque hace dos años estaba más pensando en cómo llegar a fin de mes y poder pagar las nóminas de sus trabajadores que en ideas brillantes. Pero la realidad es muy tozuda. Dos años después de la presentación del Plan de Modernización de Puerto del Carmen, muy pocos de los proyectos que se activaron han llegado a buen puerto por diversos motivos. La falta de financiación bancaria y las espantosas trabas administrativas hicieron que esa experiencia piloto fracasara en Lanzarote. A pesar de todo, los promotores turísticos acogieron con los brazos abiertos a principios de este año la presentación del segundo Plan de Modernización del Gobierno de canario.

 

SEGUNDO PLAN EN EL AIRE. Pero los meses pasan, el verano está a la vuelta de la esquina y casi ninguno de los proyectos presentados tiene el visto bueno para poder empezar. El temor, y de ahí esa carta de Asolan, es que pase el verano y los promotores de esos proyectos de renovación sigan esperando una respuesta administrativa. A veces, el ciudadano de a pie ignora que para realizar una gran inversión -más en estos tiempos de crisis- hay que presentar miles de papeles a los bancos y a las distintas administraciones competentes. Un camino que se hace especialmente tortuoso para el que tiene prisa. Y de eso estamos hablando, de que Lanzarote necesita diligencia. Es imprescindible que el sector turístico se vea arropado por los empleados públicos para entre todos sacar adelante el objetivo perseguido: el de modernizar y hacer competitiva turísticamente la isla. Mal haría el Gobierno de Canarias en ver en esta casi desesperada carta de la patronal turística otra cosa que no sea la de una llamada de atención para evitar que el segundo Plan de Modernización de Puerto del Carmen se quede de nuevo en un esfuerzo inútil. Sobre todo porque tendría unas consecuencias nefastas para los lanzaroteños en general. Nos consta que el Cabildo conejero, del mismo color político que el Gobierno autónomo, está también preocupado por los retrasos no sólo de los planes de modernización sino también de la aprobación del nuevo Plan Insular del Territorio, que ya hace meses que debería estar en su fase final de aprobación y no ha sido posible. Por ello, los políticos deben entender que a veces para los promotores turísticos la preocupación no es suficiente para resolver los problemas de una isla. Hay que buscar la tecla adecuada para que la música no desafine.


PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
×