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  Un gato negro de Tías se apropia de la biblioteca de Saramago

 

 

Andrea Bernal

 

  • Lancelot Digital
  •  

      A las 11 de la mañana de este sábado 9 de octubre, un suceso poético y animal ha atraído la atención de un pequeño grupo de turistas que se adentraba en las puertas de la Biblioteca Saramago en Tías, propiedad de la Fundación del Premio Nobel, y espacio único lleno de cultura entre las blancas paredes del hogar de un vecino tan emblemático.

     

    Un felino entrado en carnes, de color negro y manchas blancas, simulando un rechoncho panda oriental,  caminaba en las proximidades del jardín.

     

    Su aullido contundente y sus peripecias para esconderse, llamó la atención de los visitantes.

     

    El pequeño mamífero, tras ser acariciado por dos extranjeras inglesas con volátil sombrero de paja y una anciana portuguesa, lleno de mimos entre sus delgadas patas, se dispuso a entrar en el mágico espacio.

     

    La entrada a la biblioteca de Saramago tiene un pequeño vestíbulo con fotografías de algunos grandes escritores como Borges, recuerdos familiares , una pequeña cajita de Virginia Woolf al borde de una mesa de cristal, correspondencia…

     

    Y tras el vestíbulo, grandes columnas de libros seleccionados en distintos idiomas y temáticas: Literatura anglosajona, literatura latino americana, portuguesa, una colección de ejemplares de la obra cervantina El  Quijote, y una bella colección de libros de escritoras en una esquina seleccionados por P-i-l-a-r – Las cinco letras de un nombre que se unió eternamente a sus ojos- .

     

    Presidiendo su ovalada forma y sus altos techos, al fondo de la biblioteca, se encuentra una larga mesa con una confortable silla negra.

     

     

     El minino se mantuvo atento a toda explicación de la visita guiada. Pareció interesado en la escritura de un último libro de Saramago así como en las cartas personales que había en el interior de las vidrieras.

     

    Entre audio guía y audio guía, se lamía su patita delantera para procurar estar lo más elegante y limpio posible en tan sublime espacio de recogimiento.

     

    De pronto, una vez finalizada la visita, con temple, como quién siguiese una voz enigmática, brincó a la silla del escritor portugués y se acomodó plácidamente.

     

    Desde las más antiguas civilizaciones se nos relata la presencia de animales que se comunican con el ser humano. Un ser humano que se alarga más allá de transmutaciones platónicas, un ser humano que se convierte en multiplicidades.  A veces es necesario recordar nuestros animales interiores. El ser todos en uno y uno en todos nos vuelve animales, hermanos y semejantes. Al menos una vez: En nuestra partida.

     

    El felino de la biblioteca de Saramago permanece, escondido, en su cueva. Parece haberse aficionado a Stevenson y Pessoa.

     

    …Un felino que corretea ahora entre elefantes.

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