Una sociedad sin rumbo, con el “timón” de fondo de Podemos
Por Antonio Coll
Estamos creando, una sociedad insensible, cabreada, con muchas dosis de desesperanzas. Estas circunstancias pervierten nuestras tradiciones, nuestras buenas costumbres y cambios “ideológicos”. Es posible que las formas de vida implantada, en los últimos tiempos, tiene mucho que ver. Es cierto que hay mucha indignación y las instituciones públicas, no ayudan mucho porque sus acciones y comportamientos, han brillado por su falta de ejemplaridad y las “buenas prácticas” que se exige a todos los cargos públicos. Los últimos episodios, ahora, protagonizados por el “deshonorable” Jordi Pujol y familia, transmiten a la opinión pública una desconfianza total de la clase política, perjudicando al propio sistema político-económico y social implantado, ya que la proliferación de corruptelas, -suma y sigue-, invita a reducir sus valores, circunstancia peligrosa para la estabilidad de cualquier Estado de Derecho, pero también Democrático y Social. Después surgen fenómenos como la formación política Podemos, de ideología populista y “extrema izquierda”, que con una visión “oportunista” y un “marketing” de laboratorio y bien diseñado, va recogiendo votos de los indignados, de los más jóvenes, de los anti-sistema y de los propios desempleados que votan a esos partidos, en busca de un rayo de esperanza, al ver que el sistema actual no le ofrece alternativas para vivir dignamente. Hitler subió al poder a través de unas elecciones democráticas. Cuando escribo este artículo se cumple 100 años de la fratricida Gran Guerra Mundial -4 de agosto de 1914-. Menospreciar o minusvalorar el potencial electoral de Podemos es de ingenuo o de prepotencia artificial. En las numerosas encuestas realizadas hasta hoy, sube como la espuma. En el último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado el 4 de agosto, sitúa al nuevo partido Podemos como tercera fuerza política del Reino de España. En el apartado de “intención directa de voto”, Podemos es el segundo partido, sólo nueve décimas menos que el 12,8% del PP y más de un punto por encima del 11,9% del PSOE. Si bien en la estimación de voto, el Partido Popular es el que más apoyo consigue, por el contrario, la gestión del Gobierno de Rajoy se considera “mala o “muy mala” por el 67%, según el Barómetro del CIS. Los resultados del PSOE aún son peores ya que un 70%,4% considera su labor, en la oposición, “mala” o “muy mala”. Estamos hablando de datos en el ámbito del Estado Español. De Canarias aún no dispongo de datos. No obstante, se capta la incertidumbre en Coalición Canaria, ahora en un proceso electoral interno, para la dirección del partido y la candidatura a la presidencia del Gobierno de Canarias. De Lanzarote, por el momento, mejor no hablar.
No hay miedo, sino pánico
Pero volviendo al “estallido” de Podemos, poco importa a sus seguidores la incertidumbre que crea sus postulados. Bien porque los desconocen o bien porque poco les importa. Para algunos analistas políticos, no es de miedo, sino de pánico. Porque, a todas luces, las intenciones “reales” de los líderes de Podemos, es cambiar el sistema económico y social capitalista actual, por una especie de república bananera, como Venezuela o Argentina, reforzando los poderes del Estado y dirigiendo el libre mercado, pero a su “antojo”. Ya es conocida estas “aventuras” que, en apariencias, relucen como muy ilusionantes, pero al final se convierten en un fracaso, pues destruyen la sociedad moderna, del “bienestar” y las “libertades”. Es obvio que, para hacer frente a la “tormenta” que se acerca, habría que corregir determinados males del actual sistema, con una economía más sostenible e igualitaria. Y un Estado menos intervencionista y con una administración reducida al máximo para conseguir un sistema tributario que no sea fieramente recaudatorio. También es recomendable impedir los “tejemanejes” de las entidades financieras y una redistribución de la riqueza más justa, pero siempre prevaleciendo el esfuerzo de los emprendedores y el trabajo individual. En los estados “totalitarios” o “comunistas” se imponen la tiranía, la exclusión de las libertades individuales y la ruina económica. Al presente y al pasado me remito.
No obstante, cuando una sociedad va perdiendo el rumbo, hay que reorientarla de nuevo y adaptarla a los tiempos, pero sin esperar la llegada de un “mesías iluminado” para curar nuestros males. Siempre se ha dicho que es mejor “un médico malo” que un “buen curandero”. El primero, es posible que no te cure, pero el segundo puede matarte.