Desde 1987, año en el que se introduce la fabricación aditiva de metal, esta se ha convertido en una de las aplicaciones más demandadas en la industria actual, gracias a su capacidad para la creación de herramientas y máquinas, que se usan tanto en el proceso de producción como de su fabricación.

El proceso es usado, ya que permite crear objetos tridimensionales en base a un archivo digital. Por otro lado, se le denomina “aditiva”, pues por lo general fabrica cada estructura a través de una serie de capas metálicas finas de manera sucesiva.

Con respecto a sus ventajas, ofrece muchas opciones que antes eran imposibles conseguir con métodos tradicionales, así que vemos importante saber cómo opera.

¿En qué sectores se utiliza la fabricación aditiva?

Los pioneros en utilizar la fabricación aditiva son el sector aeroespacial, bienes de consumo y automovilístico de alta gama; sin embargo, a lo largo de los años se ha expandido y tiene distintas aplicaciones en otros sectores, como el médico, dental, herramienta y más.

Esta se usa para producir piezas de consumo industriales, pero también existe un grupo de fabricantes de equipos originales (OEM), que la están integrando como complemento de sus procesos de producción.  

Al estar en el ojo de todos, se estima que la fabricación aditiva se volverá parte de todos los sectores de fabricación, gracias a su velocidad y eficiencia.

¿Qué tecnologías usa la fabricación aditiva en metal?

En este caso se aplica la fabricación aditiva mediante varios tipos de tecnologías. Entre ellas destacan Selective Laser Melting (SLM), Electron Beam Melting (EBM) y Láser Cladding. Cada una trabaja con materiales distintos, sea para crear formas desde cero o restaurarlas.

Ventajas de la fabricación aditiva de metales

Al paso en que la tecnología ha ido madurando, a su vez las aplicaciones de impresión metálica 3D han variado, lo cual ha beneficiado en gran manera el valor para la economía de las empresas. 

Esto podemos notarlos de tres maneras: La primera es en la reducción de costes, ya que reduce la cantidad de material desperdiciado en los procesos. También disminuye los plazos de entrega, pues aporta mayor rapidez para pasar de la fase de diseño a la producción, ya que, una vez impresa, no se usan herramientas para procesar las piezas.

Por último, la tecnología de impresión 3D contribuye en la creación de estructuras complejas y únicas, lo que permite un nuevo y mejor enfoque de diseño.