PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD

Conoce los errores más frecuentes cuando usamos mascarilla

El mal uso de esta medida de protección nos puede dar una peligrosa sensación de falta de seguridad

 

  • Lancelot Digital
  •  

    La nueva fase de la pandemia por COVID-19 que ahora comienza implica acostumbrarnos a usar la mascarilla, un material de protección que parece haber llegado a España para quedarse.

     

    Ya sea fabricada en casa o de tipo quirúrgico, la mascarilla cumple una función profiláctica al tapar las vías aéreas, conteniendo las gotas microscópicas expelidas por la respiración, la tos, los estornudos, y el habla con las que se propaga el nuevo coronavirus SARS-CoV-2. La recomendación para su uso generalizado se ha ido abriendo paso en los gobiernos occidentales y en la propia OMS debido, principalmente, al gran número de casos asintomáticos en los que una persona puede ser contagiosa sin saberlo.

     

    No es este, sin embargo, el principal motivo que lleva al ciudadano de a pie a adoptar la mascarilla: contamos con que nos sirva de protección, ya que efectivamente las mismas vías aéreas son la principal puerta de entrada para el coronavirus, tal y como publica Diario de Avisos. Pero ahí radica el principal riesgo de la mascarilla: la sensación de "falsa seguridad" sobre la que advierten los profesionales de la salud pública, y que nos lleva a descuidar otras medidas de prevención básicas.

     

    La nariz no puede ir al descubierto

     

    No es raro ver a personas que transitan con la mascarilla a modo de mordaza pero con la nariz al descubierto. Es un error, ya que ambos orificios deben quedar completamente cubiertos. El cobijo predilecto del coronavirus está en las profundidades de las fosas nasales, allá donde entroncan con la garganta, por lo que hay que cortarle el camino.

     

    Otro error muy común, es quitársela para hablar, bajándosela como una bufanda por debajo de la barbilla o poniéndosela a modo de visera sobre la frente. No solo estamos anulando su efecto protector, sino que el propio coronavirus puede sobrevivir en el tejido. Lo que estaríamos haciendo es esparcirlo por la cara.

     

    Ese es el mismo motivo por el que tenemos que evitar toquetearla o rascarnos: aunque nos hayamos puesto guantes para ir al supermercado para prevenir el coronavirus en superficie, llevarnos los dedos a lugares sensibles al contagio como la cercanía a la boca, la nariz y los ojos puede facilitar la infección. Las mascarillas deben ser colocadas al salir de casa y permanecer en su lugar hasta la vuelta, explican en Diario de Avisos.

     

    Durante todas las interacciones sociales, como las conversaciones y la compra, deben compaginarse con el mantenimiento de una distancia de cerca de un metro, o con un obstáculo como una mampara de por medio.

     

    Otro error es la manera de quitársela correctamente no todo el mundo lo hace bien. Hay que hacerlo tras limpiarse, y tocando únicamente los elásticos que van tras las orejas o el cogote, nunca la parte que cubre nariz y boca.

     

     

    Tras su uso, hay que desinfectarla, bien mediante un lavado a altas temperaturas u otros métodos alternativos.  Por otro lado, las mascarillas no deben compartirse, incluso después de desinfectadas, para minimizar el riesgo de contagio.