Donde empieza la inclusión real

La inclusión no es solo una palabra bonita para adornar discursos. Se construye con hechos, con compromiso diario, con proyectos que miran de frente a las personas y entienden su valor. Desde hace más de dos décadas, la Fundación Prodis ha hecho precisamente eso: trabajar codo con codo con personas con discapacidad intelectual para abrir caminos reales hacia la autonomía, el empleo y la vida en comunidad. No lo ha hecho con paternalismos ni condescendencia, sino desde la convicción de que todos tenemos talentos que merecen ser desarrollados y reconocidos.
Formación que transforma de verdad
Nada cambia si no se apuesta por la educación y en Fundación Prodis lo saben muy bien. Su itinerario formativo empieza desde los 18 años y está diseñado para ir mucho más allá de los contenidos teóricos. No se trata solo de enseñar, sino de preparar para la vida adulta, para el trabajo y para tomar decisiones con criterio y seguridad.
Programas adaptados con visión de futuro
Cada alumno tiene su propio ritmo, sus intereses, sus capacidades. Por eso, la fundación desarrolla planes formativos personalizados que combinan competencias académicas, habilidades sociales y preparación laboral. Todo ello lo consiguen con el respaldo de un equipo pedagógico que entiende que enseñar es, ante todo, escuchar.
Entornos reales, aprendizajes reales
Los talleres y prácticas externas en empresas son clave en el proceso. Aprender a desenvolverse en un entorno real ayuda a consolidar la autoestima, entender el valor del esfuerzo y encontrar motivación en lo cotidiano. Este enfoque práctico es lo que marca la diferencia.
Empleo con sentido, no como favor
Hablar de inclusión laboral es fácil. Sin embargo, hacerlo realidad exige romper prejuicios, adaptar procesos y acompañar a cada persona en su camino. Esta fundación para personas con discapacidad intelectual no ofrece solo empleabilidad, sino que también ofrece futuro.
Empresas comprometidas, no caritativas
Gracias a convenios con empresas de múltiples sectores, Prodis ha conseguido algo esencial: que las personas con discapacidad intelectual sean vistas como profesionales con potencial. El trabajo deja de ser un gesto simbólico para convertirse en una verdadera vía de desarrollo personal.
Acompañamiento que empodera
La clave no está solo en conseguir un contrato, sino en lograr que esa persona se sienta segura, capaz y valorada. Por eso, la fundación ofrece apoyo continuado tanto al trabajador como a la empresa, favoreciendo una integración duradera, saludable y enriquecedora para todos.
Vida independiente, decisiones propias
Autonomía no significa hacerlo todo solo. Significa tener la capacidad de tomar decisiones, de elegir y de equivocarse. En Fundación Prodis se fomenta la vida independiente como un derecho, no como un lujo.
Proyectos que impulsan la libertad personal
Desde programas de formación en habilidades domésticas y gestión del tiempo hasta experiencias de convivencia tutelada, Prodis va construyendo poco a poco una vida con voz propia y participación activa en su entorno.
Familias que también encuentran apoyo
El acompañamiento no se limita a la persona con discapacidad. Las familias, a menudo desbordadas o sin recursos suficientes, encuentran en la fundación una red de apoyo, escucha y guía que les permite avanzar sin miedo y con confianza.
Fundación Prodis demuestra con cada paso que la inclusión real empieza por creer de verdad en las personas. Su trabajo cambia vidas, pero, más importante, transforma mentalidades y rompe muros. Hablamos de una fundación para personas con discapacidad intelectual que entiende que la dignidad no se negocia, se garantiza.