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España explora una salida legal para el cannabis


El debate para regularizar el uso terapéutico y recreativo de la droga ha llegado al Congreso de los Diputados

 

  • Lancelot Digital
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    Cuando sonaba en las discotecas, el estribillo desataba extrañas convulsiones, saltos de euforia, coros desafinados: “¡Lega-legalización!” La canción de Ska-p se escuchó durante mucho tiempo, pero las instituciones hicieron oídos a una letra que pedía “cannabis de calidad y barato” y, sobre todo, el fin de la prohibición. Quince años después del éxito de Ska-p, el cannabis llama una vez más a la puerta en busca de un estatus legal. Parece un debate eterno e irresoluble. Pero algo se mueve. A iniciativa del PNV, el Congreso trabajará en una propuesta para regular el uso del cannabis con fines medicinales. En paralelo, en los últimos días tres partidos (Podemos, Más País y ERC) han presentado proposiciones de ley para una regulación integral, que incluya también el uso recreativo.

     

    El 90% de la población apoya que se legalice la marihuana con fines terapéuticos, según el CIS. Más de 70 países ya lo han hecho. “Vamos tarde. Es imprescindible avanzar. El cannabis tiene propiedades antiinflamatorias, es un relajante muscular, ayuda con las náuseas y vómitos, es eficaz con el dolor crónico y, sobre todo, con los efectos secundarios de la quimioterapia”, explica Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP). March cree que, para que el debate cuaje, hay que incidir en la prevención y no esconder los riesgos pese a que, en su opinión, son menores que los beneficios: “Aspirar el humo favorece la aparición de bronquitis o enfisema; en algunas personas, el cannabis aumenta los problemas de salud mental; su consumo crónico puede tener efectos en la memoria o el aprendizaje”, resume.

     

    El camino no parece sencillo. La llave la tiene el PSOE, que se ciñe a la subcomisión del Congreso y al ámbito medicinal y condiciona su apoyo a que haya pruebas. En marzo, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, dijo que el Gobierno precisa “evidencia científica” obtenida con “ensayo clínico”. Pero José Carlos Bouso, doctor en farmacología especializado en las propiedades terapéuticas del cannabis, cree que la ministra yerra el planteamiento. “El cannabis mejora la calidad de vida de muchos pacientes, que es el aspecto más subjetivo de una enfermedad. Es clave en el dolor crónico. Está demostrado que es más seguro y tiene menos efectos secundarios que muchos medicamentos. Y los riesgos se han presentado de forma tan desproporcionada que no han evitado el consumo; al contrario, han provocado incredulidad en la población”.

     

    Bouso opina que una ley “reducirá los riesgos asociados” al consumo de los pacientes, que ahora acceden al cannabis a través del mercado negro, “de manera estigmatizada, escondidos”. March añade que un mercado regulado evitará drogas adulteradas: “Hay vendedores que añaden orégano, detergentes o perfumes para hacerlo más atractivo”, explica el profesor, que rechaza de forma tajante uno de los argumentos de los prohibicionistas: legalizar el cannabis aumentará su consumo. “Cuando una sustancia es ilegal, genera más ganas de probarla, sobre todo entre los jóvenes”. En Colorado (EE UU), con una ley de 2014, los estudios indican que las cifras se han mantenido estables entre adolescentes y jóvenes.