La única palabra en castellano que se puede pronunciar pero no escribir

Es la única excepción de las cerca de 10.000 grafías en español
- Lancelot Digital
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El castellano (o español, para algunos) cuenta con más de 93.000 palabras, según el Diccionario de la Real Academia Española. Algunas de ellas se pueden considerar como americanismos, y con el paso de los años, se van añadiendo nuevas palabras en función del avance de nuestro día a día, con la irrupción además de la tecnología y digitalización (como covid, bitcoin o criptomoneda). Entre todas, existe una palabra única, que se puede pronunciar pero no escribir.
Tanto la RAE como Fundéu (Fundación del Español Urgente) reconocen que nos encontramos con una anomalía con una palabra en concreto de nuestra lengua. La institución ha reconocido en numerosas ocasiones que esta situación “absolutamente excepcional” no tiene solución actualmente.
Esta palabra en cuestión se trataría de “salle”, es decir, la unión de la forma verbal sal, como imperativo del verbo salir, junto con el pronombre enclítico le. En este caso, la expresión sal-le, como suena, sí se puede pronunciar, pero debido a las normas ortográficas, no se puede escribirlo de forma natural.
“Nuestro sistema ortográfico no cuenta con recursos para representar la secuencia fónica consistente en la articulación de dos eles seguidas dentro de una palabra”, dice la RAE. Por su parte, según explica Fundéu, la mera unión de estas dos palabras “da salle, que la obligaría a pronunciarse “sa.lle” o “sa.ye”, con yeismo”.
Y es que en 2010, las Academias de la Lengua decidieron negar la validez del uso del guion, sin ofrecer alternativas. Una decisión que fue objeto de burlas y críticas, dado que se introduce una excepción en el sistema ortográfico insólita e inexistente en otras lenguas.
“Las grafías “salle” al encuentro o “sal·le” al encuentro no se consideran, pues, correctas”, considera la RAE, ante las múltiples dudas sobre esta palabra. Asimismo, como posibles soluciones, la Real Academia plantea cambiarla por el sintagma correspondiente o por el infinitivo del verbo. Es decir, “sal al paso” o “hay que salir al paso”, en lugar de “sal-le (salle) al paso”.