Los propósitos de año nuevo más repetidos
El año en curso toca a su fin y con él el tiempo que uno se concede a sí mismo para cumplir aquellas promesas u obligaciones autoimpuestas, bien conocidas ya como propósitos de año nuevo. Con firme convicción y profunda seriedad en el corazón, estos proyectos de mejora abundan entre quienes reconocen con serena madurez que hay algo de sus vidas que debe ser cambiado. Sin embargo, la lamentable realidad de estos juramentos es que con frecuencia se quedan en trazos de papel mojado; pero como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena, y cada año concede la nueva oportunidad de renovar estos propósitos, incluso a costa de la risa de quienes escuchan una vez tras otra la misma cantinela infructuosa. Y es que a fin de cuentas, estos proyectos se repiten en bucle como un salmo y, si no se cumplen, que no sea por no intentarlo las veces necesarias.
Este año adelgazo
Allá por los años pretéritos de la humanidad, cierto lumbreras tuvo la graciosa idea de inventar una herramientas tan delicadamente odiosa en ocasiones como lo es el espejo. Como todo el que tiene vista, no faltan ocasiones en el día en las que uno se pone frente a él y se examina de arriba a abajo con atención y crítica, momento en el que se profiere aquello de "tengo que adelgazar; de este año no pasa". Es entonces cuando se comienza la busqueda activa de un dietista, un gimnasio y, por supuesto, el nuevo kit de ropa deportiva. No pasa nada. Y si este año no sale bien, al siguiente se vuelve a intentar. No obstante, como consejo general, no basta con querer bajar de peso, sino que siempre es recomendable fijar pequeñas metas que se puedan cumplir, lo que estimulará a seguir adelante y demostrar que esta vez era "de verdad de la buena".
Voy a dejar de fumar
Siguiendo con el ámbito de la salud, el gran propósito anual de todo fumador es dejar el hábito. Y es que, aunque de sobra es sabido el sacrificio que conlleva alejarse de alguna adicción, no faltan conatos por parte de todos y cada uno de incluso los más aficionados al tabaco. No en balde, los métodos para abandonar esta mala praxis se han multiplicado a la vista de que la voluntad no siempre es la mejor aliada. Curiosamente, una de las formas cada vez más recurridas para salir del bucle es la hipnosis. A este respecto, Jorge Masó, hipnoterapeuta reputado en España, ofrece este servicio en Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife cada dos meses.
Tengo que ahorrar
Otro de los propósitos más repetidos año tras año es el de poner la tan conocida hucha. El ritmo de vida social y cubrir las necesidad básicas suponen ciertos gastos fijos que no siempre dejan un fondo de maniobra demasiado amplio, a lo que se añade el ya archiconocido caprichito "porque yo me lo merezco" o "que para eso trabajo" con el que se esfuma toda posibilidad de guardar el mínimo sobrante. Este año en el que los precios suben a causa del encarecimieto de los costes de producción, implementar una rutina eficaz de ahorro va a ser realmente necesario a la par que difícil, e incluso renunciar a esas pequeñas "compras placebo" se convertirá casi un obligación. En efecto, este propósito vendrá en esta ocasión con dificultad añadida.
Me pongo a estudiar en serio
Tampoco los jóvenes están exentos de este tipo de formulaciones futuras con las que demuestran su firme voluntad de cambiar sus hábitos más carentes, por no decir inexistentes en algunos casos. En esta ocasión, la falta de estudio es uno de los problemas que de manera más habitual se pretende remediar. Calendarios a colores, un planing de trabajo, grandes elencos de subrayadores, materiales salidos de toda la gama cromática y demás caminos se transitan para cumplir con la expectativa, que lamentablemente suele volver a recalar en ese odiado suspenso en matemáticas o lengua. Pero a diferencia de los demás, este propósito tiene la cualidad de renovarse en verano, cuando terminado el último día del curso se escucha aquello de "en septiembre la saco".
Quiero leer más
Siguiedo con la dinámica de los libros, resulta curioso observar cómo otro de los proyectos más deseados es el de retomar o empezar el hábito de la lectura. Y es que aunque parezca exagerado, hay quien no practica la lectura desde sus días en el instituto. Un grueso de la población reconoce que, bien por falta de tiempo, bien por falta de interés, la literatura no forma parte de sus vidas, sea del tipo que sea. Pero como dicen los grandes lectores, si no se lee es porque aún no se ha dado con el libro adecuado. Y como para econtrar hay que buscar, incluso los más despegados y despreocupados por el arte de las letras se aventuran a formular el gran deseo de reencontrarse (o experimentar por primera vez) con el placer de disfrutar de una buena historia.
