Viernes, 05 Diciembre 2025
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  • Lancelot Digital

 

¿Alguna vez te has preguntado por qué, a pesar de todos los avances en la sociedad, todavía nos cuesta hablar abiertamente sobre el placer y la satisfacción sexual en nuestro día a día? Todavía hoy muchas personas ven el placer como un tema tabú, algo de lo que no se debe hablar, o incluso se siente con culpa. Pero la realidad es que el placer, en todas sus formas, es una parte fundamental de nuestro bienestar y de nuestra salud emocional y física.

 

Hablar y aprender sobre el placer también es hablar de autoconocimiento y de libertad. Hoy en día, por ejemplo, comprar un vibrador o explorar nuevas formas de sentir placer ya no debería ser motivo de vergüenza, sino una muestra de amor propio y de curiosidad saludable.

 

En el artículo de hoy queremos redefinir el placer y destacar su importancia dentro de la educación sexual, pues no hay que olvidar que el sexo placentero permite disfrutar de la vida con menos prejuicios y más autenticidad.

 

¿Qué es el placer?

 

El placer es una experiencia compleja que va mucho más allá de lo meramente físico. El placer sexual, en particular, se describe como la satisfacción física y/o psicológica que surge de experiencias eróticas, ya sean compartidas o en solitario. Esto incluye no solo el contacto físico, sino también pensamientos, sueños, emociones y sentimientos.

 

Incluso la propia RAE define el placer como el goce o disfrute físico o espiritual, resultado de algo que gusta o se considera bueno. Por lo que hay que acabar con el estigma de este sentimiento. Además, el placer es un derecho humano reconocido internacionalmente. Y se relaciona con otros factores como la autodeterminación, el consentimiento, la seguridad, la privacidad y la confianza.

 

Y es que, la posibilidad de tener experiencias placenteras y seguras, libres de violencia y coerción, está directamente relacionada con el desarrollo pleno de cada persona y con su calidad de vida. Por eso, hablar de placer es también hablar de derechos, de respeto y de inclusión en todas las etapas de la vida.

 

El placer en la educación sexual

 

Durante mucho tiempo, la educación sexual tradicional se ha centrado casi exclusivamente en advertir sobre los riesgos del sexo sin protección, como embarazos no planeados, infecciones y enfermedades (¡las temibles ETS!). El placer y el deseo, aunque son partes esenciales de la salud sexual, pocas veces se mencionan o, si lo hacen, es solo para señalarlos como algo peligroso o problemático.

 

Esta clase de enseñanza hace que muchas personas crezcan con la idea de que todo lo relacionado con la sexualidad, como hablar de ella o usar un masturbador para hombre u otros juguetes sexuales, es algo negativo o que el sexo solo sirve para la reproducción, dejando de lado todo lo relacionado con el disfrute y la satisfacción personal.

 

Sin embargo, es importante incluir el placer en la educación sexual, pues es la única forma de preparar a la gente para tener relaciones más sanas y satisfactorias. Hablar y explicar el placer permite que cada persona conozca su cuerpo, aprenda a expresar sus deseos, sepa poner límites, y tenga la información necesaria para tomar decisiones conscientes y seguras.

 

Cómo podemos redefinir el placer y la satisfacción

 

Para poder redefinir el placer sexual, hay que cambiar la forma en la que se habla sobre sexualidad y los métodos de enseñanza. Debemos apostar por una educación sexual positiva que ponga el foco en el bienestar, el consentimiento, el autoconocimiento y el respeto por la diversidad.

 

Para ser capaces de hablar abiertamente sobre lo que nos gusta, aprender a escuchar nuestro cuerpo y entender que el placer es una parte natural y valiosa de la vida, podemos adoptar las siguientes prácticas cotidianas:

 

  • Practicar la atención plena durante los momentos íntimos ayuda a estar presente, disfrutar más de las sensaciones y reducir el estrés o la ansiedad que pueden interferir con el placer.
  • Comunicación. Hablar de manera abierta y honesta sobre nuestros deseos, límites y fantasías también ayuda a fortalecer la confianza que tenemos en nosotros mismos y mejora los niveles de satisfacción sexual.
  • Dormir bien, llevar una dieta variada y saludable, hacer ejercicio de forma habitual y cuidar la salud mental y física son claves para mantener el deseo y el bienestar sexual.
  • Exploración sensorial. Cambiar rutinas, incorporar juguetes sexuales, probar nuevas experiencias como masajes, juegos de rol, leer juntos libros eróticos o simplemente ducharse en pareja puede avivar el deseo y sacar la sexualidad de la monotonía.

 

Recursos y herramientas para seguir aprendiendo

 

Para seguir redefiniendo el concepto del placer es posible que necesitemos algunos recursos y herramientas adicionales. Por suerte, actualmente podemos encontrar todo tipo de material que nos ayude a entender mejor el placer, derribar mitos y descubrir nuevas formas de conexión con nosotros mismo y con los demás, como son:

 

  • Libros y literatura erótica: leer sobre sexualidad o literatura erótica puede inspirar y abrir la mente a nuevas formas de placer.
  • Cursos y talleres: participar en talleres de educación sexual, mindfulness o comunicación en pareja también amplía los conocimientos.
  • Apoyo profesional: se puede consultar con sexólogos o terapeutas sexuales cuando haya dudas, bloqueos o se busque mejorar la vida sexual de forma personalizada.
  • Contenidos digitales: las nuevas tecnologías nos ofrecen recursos especializados en sexualidad positiva y bienestar sexual, como podcasts, blogs o vídeos de divulgadores.

 

Redefinir el placer implica atreverse a explorar, preguntar y aprender, entendiendo que cada persona y cada pareja tienen su propio ritmo y sus propias formas de disfrutar. Lo importante es permitirse descubrir y vivir el placer sin culpa, con curiosidad y respeto.

 


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