Viernes, 05 Diciembre 2025
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Cada seis minutos, alguien sufre un ictus en España. Y en ese mismo intervalo, un niño con Ehlers-Danlos e Hiperlaxitud en España es diagnosticado erróneamente, mientras el 23% de los adultos padece obesidad, un factor clave en enfermedades cardiovasculares. Estos tres datos dibujan el mapa de algunos de los grandes desafíos de la salud pública española en 2025. Enfermedades que, aunque distintas, comparten un denominador común: la falta de prevención, el diagnóstico tardío y las desigualdades en el acceso a tratamientos.

La buena noticia es que España cuenta con herramientas para combatirlas. En este sentido, la prevención sigue siendo la mejor solución disponible en nuestro arsenal sanitario actual. Expertos de todo el país ya advirtieron sobre los peligros del sedentarismo durante la reunión de la Sociedad Española de Nutrición 2016 en Santiago de Compostela. Aquel encuentro marcó un punto de inflexión necesario en el debate público. Allí se definieron las bases científicas para combatir la epidemia de la obesidad mediante la promoción activa de estilos de vida saludables.

Afrontar todas estas patologías y enfermedades no es solo un reto médico, sino también social y económico. No en vano, el ictus cuesta al sistema sanitario 2.500 millones de euros anuales, y la obesidad, vinculada a diabetes y enfermedades cardiovasculares, reduce la esperanza de vida en 8 años. Mientras, pacientes con Ehlers-Danlos esperan una media de 10 años para recibir un diagnóstico correcto.

Pero, como decíamos, hay luz al final del túnel: unidades de ictus en expansión, guías nutricionales actualizadas y asociaciones que rompen el silencio de las enfermedades más invisibles. Porque, como demostró la reunión de Santiago en 2016, la salud pública no avanza sin colaboración entre ciencia, política y sociedad.

El ictus: el impacto de lo repentino

Cada año, 80.000 españoles sufren un ictus. De ellos, el 20% muere en el primer mes y el 40% queda con secuelas graves (parálisis, afasia, dependencia). La estrategia nacional contra el ictus presentada en octubre de 2024 ha supuesto una actualización derivada de las líneas prioritarias identificadas en la última evaluación de 2022.

Este marco ha incorporado los avances más importantes en el conocimiento que han modificado la práctica clínica en los últimos años. En concreto, la nueva estrategia recoge seis líneas clave para hacer frente al ictus en España::

  • Prevención. Campañas para detectar hipertensión y fibrilación auricular

  • Atención hiperaguda. Trombectomías mecánicas (que salvan vidas en ictus graves) solo están disponibles en el 40% de los hospitales.

  • Unidades de ictus. El objetivo es que el 100% de los hospitales en 2027 cuenten con unidades especializadas en ictus frente al 60% actual.

  • Rehabilitación. Fisioterapia y logopedia en las primeras 48 horas post-ictus.

  • Investigación: Financiación para biomarcadores de detección precoz.

  • Formación: Cursos para médicos de atención primaria.

En la búsqueda de estos objetivos, existen grandes dificultades. Una de ellas recae en las desigualdades entre comunidades autónomas. Mientras Madrid o Cataluña tienen unidades de ictus en todos sus hospitales, en Extremadura o Castilla-La Mancha el tiempo de atención supera las dos horas. Además, también existe una falta de neurólogos en España que, según los expertos, llega a los 500 profesionales.

La alimentación como medicina preventiva

Pero la batalla por la salud se libra también en nuestros platos y en nuestras decisiones diarias de compra y alimentación. La comunidad médica lleva años alertando sobre el incremento de la "diabesidad". Este término hace referencia a la peligrosa combinación entre obesidad y diabetes tipo 2. Los especialistas reunidos en Santiago de Compostela hace nueve años ya pusieron sobre la mesa la urgencia de abordar este problema desde la infancia.

Por ello, con el aumento de la oferta de alimentos y productos ultraprocesados, hoy en día es más importante que nunca apostar por una alimentación sana y de calidad, como la dieta mediterránea, que ha demostrado su eficacia científica en la prevención de enfermedades crónicas. Volver a los productos frescos y de temporada es una necesidad frente al avance de los ultraprocesados.

En esta misma línea, también hay que huir de un estilo de vida sedentario al agravar el pronóstico de nuestra salud cardiovascular a largo plazo. Caminar, correr o simplemente mantenerse activo reduce drásticamente las posibilidades de sufrir patologías metabólicas. La inversión en nutrición y deporte es, sin duda, la medida de ahorro sanitario más rentable para las arcas públicas.

Ehlers-Danlos e hiperlaxitud: La enfermedad que España tarda una década en diagnosticar

"Me dijeron que era vago, que exageraba el dolor". Esta frase resume la odisea de miles de pacientes con Ehlers-Danlos e Hiperlaxitud en España, un grupo de 13 trastornos del tejido conectivo que afectan a 1 de cada 5.000 personas pero que, en el 70% de los casos, son confundidos con fibromialgia, ansiedad o incluso "hipocondría".

Dolencias que no se ven a simple vista, difíciles de diagnosticar, pero que condicionan la vida de quienes la padecen al hacer que sus articulaciones sean inestables y la piel excesivamente elástica y frágil. Para paliar la incertidumbre y su sufrimiento, la labor de las asociaciones de afectados es esencial a la hora de divulgar y ofrecer apoyo a los afectados. Su trabajo suple muchas veces las carencias de un sistema que no siempre está preparado para lo poco frecuente.

A pesar de los retos que plantean estas patologías, lo más esperanzador es que las soluciones existen y la salud pública española sigue evolucionando para mejorar las prestaciones de atención. Desde detectar a tiempo los síntomas de un ictus (boca torcida, dificultad para hablar) hasta adoptar la dieta mediterránea o reconocer la hiperlaxitud como un signo de alerta, pequeñas acciones individuales son las que van a ayudar a mejorar la calidad de vida de miles de personas en España. La salud no es solo ausencia de enfermedad, es calidad de vida. Y en España, 2026 debe ser el año para demostrarlo.


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