Seis años sin pagar en restaurantes: “Ponme una cerveza en lo que llega la Policía”

Un hombre se aprovecha de un fallo en el sistema legal para comer “gratis”
- Lancelot Digital
Para Antonio Miguel Grimal, un vecino de Zaragoza de 47 años, comer sin pagar en restaurantes ha sido una práctica habitual desde el año 2016. Sus infinitas cuentas en los establecimientos oscilan entre los 13 y los 97 euros, negándose a abonar un solo céntimo y siendo detenido en más de 40 ocasiones.
Ha sido este mes de marzo cuando, después de seis años haciendo “simpas”, la magistrada titular del Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza ha decretado cárcel de forma preventiva para Grimal en el centro penitenciario de Zuera. Acumulaba nueve detenciones en los últimos 30 días. No obstante, esta condena se basa en gran parte en la negativa del individuo a identificarse ante los agentes de la Policía y la nula fiabilidad que les transmitía de presentarse en los Juzgados, y no tanto en sus actos delictivos. Aunque ya está en la calle.
Este viejo conocido de la Policía de Zaragoza se dedica a pedir platos caros, se niega a pagar y, al ser amenazado por el propietario del local con denunciarlo, espera a los agentes con total tranquilidad. Según recoge el Heraldo de Aragón, el propietario de uno de los establecimientos donde se negó a pagar asegura que “le dijo al camarero que le pusiera una cerveza mientras llegaba la Policía”.
Su autoinvitación a comidas y cenas comenzó cuando descubrió que el sistema legal es muy tibio ante la reiteración de delitos leves. En 2017 estuvo cerca de ingresar en prisión por no presentarse a las citaciones judiciales, pero el Tribunal Supremo “le salvó” de pisar el centro penitenciario. Y es que, en los casos de delitos leves no se puede aplicar agravante de reincidencia, pues se impondrían “penas desproporcionadas”. Entonces, los juzgados de lo penal saldaron el asunto con una multa de algo menos de 300 euros y la obligación de pagar un par de cenas en los restaurantes donde se había marchado sin pagar.
Tal y como indica el citado medio, Grimal, que solo cuenta con una pensión no contributiva, no tiene que hacer frente a ninguna de las sanciones que le adjudica la Administración. Lo normal es que tras un juicio rápido se le imponga una orden de alojamiento del bar o restaurante donde no ha pagado. De este modo, lo único que tiene que hacer es cambiarse de establecimiento y continuar con su “modus operandi”.